La irrupción del VIH en el campo pediátrico trastorna la vida y el porvenir de una familia. En efecto, va a contracorriente de los avances realizados en el ámbito de los conocimientos sobre las consecuencias de las separaciones, la enfermedad, la muerte de un niño o de los padres. Nos obliga a reconsiderar nociones relacionadas con el concepto de vida, tales como : deseo de tener hijos, dar la vida, criar, proteger, guiar, mantener en vida, ayudar a vivir y a morir. La madre, uno de los hijos, en ocasiones el padre… libran una batalla sin cuartel contra la enfermedad, la discriminación, el aislamiento, el secreto, el sufrimiento, el miedo a morir. Ante semejante sismo, la autora se interroga en torno a los sentimientos y al devenir de los jóvenes (infectados o no) durante la adolescencia. Mediante historias de hijos e hijas, la autora intenta ilustrar su trágico destino. ¿Cómo sobreviven a la hecatombe ? ¿Cómo se elabora –si acaso se elabora– el trabajo de duelo ? ¿Qué recuerdos conservan, qué recuerdos se les autoriza a conservar de su madre, de su padre ? ¿Qué historia habrán de construir ? ¿Qué ocurre con la culpa ? Estas preguntas no siempre hallan respuesta, máxime que los recientes avances en el ámbito terapéutico han introducido cambios que brindan a la vez esperanza y sufrimiento