A fin de buscar las razones de ese rechazo, el autor examina sucecivamente los límites del concepto de defensa maniaca y las caracteristcas de toda fiesta familiar. – el rito que evoca los orígenes de la familia y los vínculos de pertenecia de sus miembros pero que también se erige contra todo exeso y desbordamiento –, la natura singular de la fiesta en el caso de los adolescentes –, la hiperactividad y la tensión que provoca las sensaciones arcaicas –, precisan lo que ellos encuentran. A los adolescentes no les gusta las fiestas familiares puesto que vehiculan un orden genealógico en el cual se imaginan no tener espacio. Ello sería la razon que explicarí el hecho que no soportan la tonalidad apológica o las certitudes que pretenden poner en evidencia las alegorías míticas que se exprimen. Dicho rechazo está de acuerdo con la pretención de construirse una neo-filiación, lo que les conduce haca otros grupos y otras fiestas (raves partyes) pero ello no és más que el lado visible de otra búsqueda, aquella de una plaza que será la suya en la genealogía.