En el Africa negra, las transformaciones actuales de las estructuras sociales y el déficit de instrumentos culturales de simbolización y de integración producen “ despojos ” familiares condenados a vagabundear por las calles de los grandes centros urbanos. Estos niños de la calle ocupan el lugar de lo que debe estar fuera de los límites del grupo de pertenencia para que éste pueda funcionar como comunidad, de lo que debe ser expulsado al exterior para que pueda construirse una estructura interior. Como si el espacio de la exclusión y del hecho de transgredir se desplegara dentro del espacio habitado, pero en sus lugares de paso o, al menos en lo que deberían de ser sólo lugares de paso y de intercambio.