Cada vez, más y más adolescentes a partir de la pubertad, se orientan hacia los comportamientos mórbidos de ataques del cuerpo ; sobre todo, hacia las escarificaciones o quemaduras. El trabajo clínico con estos pacientes, confirma la gravedad de las alteraciones. Todos esos pacientes cuentan con antecedentes de violencias sexuales comprobadas. La mayor parte, llevan la marca de un traumatismo real durante su infancia. Los otros han sido estropeados por las inter-relaciones tejidas en el seno de las familias a fuerte potencialidad incestuosa. La emergencia de los sentimientos pubertarios produce efectos cataclísmicos sobre el psiquismo. El cuerpo entra en vibración y toma el poder como lugar de expresión privilegiado para tratar de figuar a travez el acto una problemática psíquica aún no elaborada.