El tratamiento debuta cuando el paciente adolescente o joven adulto se apropia de la demanda terapéutica y formula una necesidad de comprensión para el mismo. Para ello se trata de salir de un registro narcisista puesto de manera defensiva en el primer plano en los elementos del discurso, ello esconde el sufrimiento y el síntoma. La adjunción al cuadro terapéutico inicial de una sesión mensual de psicodrama a permitido aquí de manifestar una transferencia de objeto.
La adolescencia retoma la trayectoria del desarrollo precoz y trabaja para agrandar el aparato psíquico. A la pubertad, el adolescente es solicitado para dar a si mismo y a los otros una narración estable de su historia y del tiempo de la infancia, la cual puede se revista. La elaboración de la pubertad, comporta un trabajo psíquico complejo y difícil y expone a la organización de una sicopatología.
Particularmente, en el caso del adolescente borderline, las necesidades evolutivas, activan de manera significativa la angustia y el conflicto. El conflicto nace de los nudos traumáticos del pasado que generan el miedo de volver ha hacer la experiencia de la vivencias de fragmentación y de otra parte, la espera de la inevitable y continua actualización de la vivencia traumática.
El analista, responde a la difícil toma de conciencia de sí mismo del adolescente (dificultad para dar a ver sus estados afectivos a el mismo y a los otros) así como de no disponer suficientemente de procesus psíquicos « auto » (sentimiento de sí vacío y caótico) por medio de un trabajo prolongado de auto análisis. Es el punto de partida para conocer y transformar la relación terapéutica que corre el riego seguido de encerrarse en una unidad confusa y en una función de espejo interminable.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7