El autor pone en discusión una forma de deriva en la relación a la ley y el ejercicio de la autoridad y ello oponiendo acto educativo y reacción educativa. Esta oposición, es útil para elaborar las situaciones educativas que se sitúan al límite de la perversión. La reacción educativo operaria en un registro de la realidad contingente, respondiendo a una temporalidad del registro de lo inmediato. El acto educativo obtendría su poder estructurante de lo que se sitúa esencialmente en el registro simbólico gobernado por una temporalidad transicional. El autor muestra que ciertas experiencias ínter subjetivas cuando ellas están sumisas a una temporalidad transicional dan al acto educativo una naturaleza estructurante.