La admiración y la sorpresa, son los motores de los vínculos psíquicos. Por la prima del placer que esos útiles técnicos suscitan; ellos permiten de proponer una nueva narración de lo que suscita problema. Esos conceptos, son útiles puesto que se inscriben en el marco de la pubertad. El psicoterapeuta, tiene que conservar a todo precio una gran capacidad de admiración y de sorpresa para el beneficio de nuevas posibilidades de organización psíquica y ello, lejos del riesgo del miedo que está siempre presente.
A partir de tres referencias diferentes ( un pequeño sondaje, un libro de G. Haddad y dos ejemplos clínicos) el autor trata hacer algúnas preguntas a propósito del puño de manos intercambiados durante las entrevistas de psicoanálisis o de psicoterápia : Una manera por medio de este aspecto de interrogar el lugar del cuerpo en la cura y su eventual « participación en ese espacio ».
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7