A partir de un estudio de caso, los autores muestran el valor operatorio de un dispositivo terapéutico psíquico y fenomenológico, articulando una instancia fenomenológica donde se elabora un trabajo activo del proceso originario por y en el movimiento y una instancia sicoanalítica en la cual se efectúa la actualización de la representación del proceso primario y secundario. Esta proposición psicoterapéutica permite al adolescente quien esta encerrado en los pasajes al acto, una metabolización original de su agresividad.
La estética de la subjetivación adolescente es puesta a prueba al establecer un paralelismo entre ambos conjuntos, estética y subjetivación. El adolescente se convierte en la obra de los procesos de la adolescencia, creada por un gran Otro que posee el secreto de la referencia.
El proceso se inscribe en la elaboración de un ideal del Yo mediante los procesos adolescens; y el mecanismo de idealización del objeto parece ser fundamental. El juicio de valor estético remite a la dimensión estética de los ideales. A partir de tales puntos de vista, resultaría posible reflexionar en torno a la concepción de lo bello y lo feo entre los adolescentes comunes y los adolescentes patológicos.
Espacio lúdico, onírico, creativo, el Arte constituye un medio maleable al que puede recurrir el adolescente para tratar la crisis identitaria y pulsional a la que se enfrenta. Sin urgencia; « de soslayo »; con ese reconocimiento-desconocimiento propio a la dinámica de encuentro y creación del objeto estético.
La obra de arte es el paradigma de una cura singular, cura de escritura, cuyo terapeuta-mayeuta, intermediario igualmente maleable, con su función de apuntalamiento, se convierte en substituto transicional y transitorio del objeto materno primario, con su función anti-excitación.
El efecto logrado es un sentimiento de eficacia relativo al juego de enlaces-desenlaces-renlaces preconscientes que proporciona al psiquismo en crisis la capacidad de hacerse progresivamente auto-continente de sus representaciones. Subjetivación del Unheimlich.
El passage à l’acte del adolescente que comete un hecho delictivo puede ser visto como un acto de transición que acompaña la necesaria transformación de la imagen del cuerpo propio, transformación que acarrea una revisión de las imágenes materna y paterna. El masoquismo erógeno desempeña entonces un papel preponderante, tendiendo a substituir inaccesibles representaciones de objeto por un objeto « ya allí », el cuerpo del adolescente portador de introyecto materno. Así, la pulsión –vuelta hacia sí misma y hacia su contrario– brinda un medio para contener la excitación, un frágil self control que mantiene el enlace de las pulsiones agresivas y libidinales, transformando el autoerotismo negativo en masoquismo moral. Lo irreparable del acto funciona como punto de partida de una subjetivación, mediante la cual el Sujeto puede apropiarse sus propias fracturas en lugar de atribuirlas proyectivamente al contexto relacional.
El passage à l’acte del adolescente que comete un hecho delictivo puede ser visto como un acto de transición que acompaña la necesaria transformación de la imagen del cuerpo propio, transformación que acarrea una revisión de las imágenes materna y paterna. El masoquismo erógeno desempeña entonces un papel preponderante, tendiendo a substituir inaccesibles representaciones de objeto por un objeto « ya allí », el cuerpo del adolescente portador de introyecto materno. Así, la pulsión –vuelta hacia sí misma y hacia su contrario– brinda un medio para contener la excitación, un frágil self control que mantiene el enlace de las pulsiones agresivas y libidinales, transformando el autoerotismo negativo en masoquismo moral. Lo irreparable del acto funciona como punto de partida de una subjetivación, mediante la cual el Sujeto puede apropiarse sus propias fracturas en lugar de atribuirlas proyectivamente al contexto relacional.
Telémaco es el arquetipo mismo de una adolescencia lograda y de la entrada a la edad adulta. Cada cual a su manera, Fenelón y Aragón deconstruyen ese modelo, dejando entrever cierta violencia pulsional que el funcionamiento mental aprovecha al tiempo que intenta con mayor o menor éxito domeñarla. Se revela así la riqueza y la profundidad de dicha figura mítica.
Tomando como punto de partida la cura psicoanalítica de una mujer joven y ya adulta, este artículo intenta definir las características de la transición hacia la edad adulta, más allá de la adolescencia. Se trata de una paciente cuya estructura histérica incluye una dimensión psicosomática y una propensión a actuar. La cura permitió el desarrollo a posteriori de un proceso de elaboración de lo pubertario, hasta entonces obstaculizado. Se estudia aquí la manera de reorgnizar la multiplicidad de las pulsiones parciales pregenitales infantiles, gracias a una síntesis genital « polifónica ». Dado que la subjetivación adulta se ve alimentada por la proximidad de lo sexual infantil, la mejor manera de evitar una estructuración adulta defensiva y carente de autenticidad consistiría entonces en tolerar dentro de sí tanto una porción infantil como una porción adolescente.
En un hospital de día; los destinos de la violencia y sus diferentes manifestaciones dependeran de la capacidad de dar un apoyo psíquico tanto de la parte del terapeuta, como del equipo de base, y del marco institucional continente que pueda ofrecer modelos a través de la simbolización.
La descripción detallada del tratamiento de un adolescente violento llamado Ennio, va ilustrarnos el objetivo terapéutico primero es decir : la interiorización de la función continente del hospital de día, el cual, es considerado como una comunidad transferencial en la cual las transferencias se dan y se desarrollan en una dimensión intersubjetiva.
Peter Blos a mantenido la idea de un segundo proceso de separación e individuación a la adolescencia el cual ha sido pensado como un impulso obligado de la diferenciación psíquica que es provocada por las transformaciones pubertarias. Sin embargo, la fecundidad de esta hipótesis teórica merece ser interrogada teniendo en cuenta las exigencias de la metapsicología freudiana. Igualmente, parece importante tomar en consideración el papel que se otorga el sujeto a sí mismo sin olvidar que las respuestas de dicho objeto tiene una influencia sobre el desarrollo del proceso indefinido que es la apropiación subjetiva. Podemos también verificar el interés de esta hipótesis para la comprehensión de ciertas manifestaciones psicopatológicas durante la adolescencia, periodo que nos impone transformaciones específicas a la relación terapeutica.
Este artículo pretende constituirse en una reflexión clínica sobre el acto de la prostitución y los procesos psíquicos que dicho acto engendra. Un horizonte sobre la historia de las hipótesis de la investigación y sus momentos fuertes, nos permite de señalar hasta que punto, el conocimiento de la amnanesis y del traumatismo es insuficiente para comprender el destino prostitucional. La escucha de la clínica me ha llevado a tomar en cuenta la fuerza de las palabras que tienen valor de ordenes como « no eres más que una prostituta » o « yo soy una prostituta » fabricado por el sujeto mismo. En ese contexto de sensibilidad a las palabras es que se dió a conocer la función del « cuarto pesonaje » ; como la figura de un Otro social femenino, a quién se dirigia el acto de prostitución y de lo que se juega para el sujeto. En efecto, y tal es nuestra hipótesis de investigación : La erotología de ciertos actos de prostitución participaría a una construcción de soi através de experiencias autoeróticas alrrededor de los orificios del cuerpo, y de aquello que la psicoanalisis llama el objeto a minuscula. Como lo indica aquello que nosotros hemos descrito de « el acto de prostitución symbolico », el amor no está ausente de un tal proceso de subjetivación.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7