Nos interesamos a los procesos temporales que se desarrollan en una terapia con un adolescente. Describimos los movimientos transferenciales por medio de las temporalidades subjetivas en el caso de una joven muchacha como también en el terapeuta. Hemos elaborado dicho proceso en tres tiempos que recubren la subjetividad de la paciente: las sensaciones, las emociones y los actos en la contra-transferencia serán los puntos de comprensión y de la historicidad inconsciente del proceso terapéutico.
La ausencia o la porosidad de los vinculos a los objetos de la infancia, fisura la potencialidad de identificación en el adolescente, sumergiendolo en un insostenible e inquietante sentimiento de extrañez de su Yo. El dispositivo psicoterapéutico, permite al paciente de exprimir su odio hacia su madre o a su padre, y ello en una relación de transferencia sobre el psicoanalista dando asi una posibilidad de encuentro a un otro identificadi como «extranjero», suficientemente diferente (sexualmente) y diferenciado (narcisicamente).
Crear máscaras a partir de la imprenta del rostro con los adolescentes que tienen un funcionamiento limite en institucion psiquiatrica, permite de relanzar un proceso de subjetivación. Esta mediación acoje proyecciones de identificación sobre soportes concretos, sobre los terapeutas y el marco. Confección, creación, Imaginario y realización escenica hacen trabajar la dimensión corporal y grupal, la constitución de la envolturas psíquicas y su renforzamiento en eco a las interacciones precoces.
El autor intenta poner en evidencia que transmisión, identificación, subjetivación, sentimiento de identidad, sufrimiento de identidad y manifestaciones patológicas; son todos los registros que parecen vinculados entre ellos de manera compleja y paradójica. Las diversas formas de la construcción de la identidad durante la adolescencia deberian concebirse incluyendo «el actual malestar en la cultura».
Un análisis de la noción de subjetivación según R. Cahn (2016) es propuesto a partir de una práctica psicoanalítica en un cetro para adolescentes que él creo (el CEREP). La noción de estado límite es redefinida en referencia a la adolescencia como una incapacidad de acceder a la posición de sujeto de su propia experiencia psíquica en términos del ser. De ello surge una concepción renovada de la práctica psicoanalítica la cual es precisada, justificada y distinguida de ciertas derivas contemporáneas.
A través la evocación de dos pacientes sordos éste texto propone de reflexionar a la subjetivación del hándicap durante la adolescencia. Este proceso parece estar estrechamente vinculado a la capacidad del entorno de acoger el deseo de autonomía y alteridad del niño y también a la posibilidad de dejarlo encontrar tanto nuevos objetos de amor como amistades de su edad. Esta condición permite al sujeto de pasar de un cuerpo herido rehabilitando el deseo y así integrar la discapacitación del cuerpo como parte de su ser y de su historia.
En este articulo, el autor interroga el registro de la adversidad convocado con ciertos adolescentes en el encuentro. Esta interrogación nos aclara sobre la importancia de la dialéctica entre lo inacabado y lo absoluto. El insiste igualmente sobre el reconocimiento de esta adversidad en el marco de los procesos psicoterapéuticos, así como también sobre la importancia de no interpretar a priori como un rechazo de un trabajo psíquico si no como la posible expresión de un pedido a una distancia tolerable para el sujeto.
El trabajo analítico con el adolescente, implica la elaboración de diversas maneras de atracción y de repulsión de lo originario y de lo infantil. El autor propone de precisar los diferentes tiempos de la subjetivación. Este trabajo, insiste sobre la instauración progresiva del principio de realidad, paso que se encuentra en vínculo estrecho con la investigación fisiológica del objeto sexual. La función del analista consiste a poner al servicio del pensamiento del adolescente, su propia capacidad imaginativa y de soñar despierto.
La reorganización psíquica implicada por la pubertad hace de la reflexividad un eje mayor de la adolescencia y aclara de otra manera la problemática de la subjetivación. En ese contexto, la escenificación de su propia muerte, paradójicamente permite de restablecer una forma de reflexividad subjetiva y también lleva a relanzar los procesos de apropiación de sí mismo. Este trabajo se apoya en la importancia que el sujeto acuerda a un objeto doble capaz de sostener la reflexividad en sufrimiento.
Les presentaremos un arreglo posible del marco analítico tal como resulta de la utilización de las tecnologías numéricas con el paciente en estado limite. Las cinco funciones aseguradas por el sistema numérico en esas curas serán expuestas enseguida : presencia virtual del analista, asegurando la continuidad de ser, poner en juego el tocar y ser tocado ; poner en juego el doble límite ; la inscripción de los rastros psíquicos, trabajo de lo virtual.
Adolescence, 2015, 33, 3, 535-546.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7