A menudo, los ritos de iniciación conciernen los adolescentes, ellos siguen un esquema de la muerte y del renacimiento y comportan una prueba física. La problemática edipica y su reactivación a la adolescencia y son una llave de interpretación. Los ritos de los sacramentos dichos de iniciación cristiana tienen ese mismo esquema de iniciación. La prueba esta ausente pero se la halla en la existencia del creyente y ello a medida en que se desarrolla lo que inaugura los sacramentos de iniciación. Lejos de satisfacer espontáneamente las esperanzas infantiles, los caminos cristianos convocan una profunda transformación del deseo, un proceso de desilusión exigente. A ese sujeto se puede hablar de una prueba iniciática que corresponde a un pasaje de la creencia infantil a la subjetividad de la filiación que queda siempre por aprofundizar. Esta transformación sigue una dinámica análoga a la subjetividad adolescente.
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FALQUE ODILE : MICHÈLE Y LA CONFIRMACIÓN
La confirmación, forma conjuntamente que el bautizo y la eucaristía uno de los tres sacramentos de la iniciación cristiana para la religión católica. A través de los caminos de un adolescente en psicoterapia, la noción de rito es interrogada en su articulación con el proceso adolescente. De una parte, la confirmación ejerce una función simbólica por la referencia al espíritu santo con los gestos y las palabras que inscriben al sujeto adolescente en una comunidad. Ella marca una evolución en la fé. Ella permite una cierta apropiación de la subjetivacion adolescente en los cuestionamientos alrededor de la identidad, de la paradoja de la vida y la muerte. Ella favorita la filiación por la diferencia de generaciones, ella aporta un sostén para los representantes quienes transmiten una herencia. Ella propone nuevas responsabilidades. De otro lado ella no considera las trasformaciones de la pubertad como integración de un cuerpo sexual y ella parece quedarse en un registro de la idealización.