En el prefacio de la pieza de teatro « El despertar de la primavera » de F. Wedeking, J. Lacan ha hecho valer varias tesis no solamente sobre la adolescencia sino también sobre lo que nos muestra la adolescencia. Nosotros aquí retendremos una de entre ellas : no hay iniciación. A partir de ello, intentaremos de poner en evidencia de sobre que reposa la dificultad al mismo tiempo que la necesidad del desapego del adolescente del saber del Otro parental.
Si J. lacan a podido abordar la temática de la adolescencia como tal, su análisis del caso Dora permite de remarcar tres características del proceso adolescente : el impacto traumático del encuentro con el deseo por el Otro, la tentativa de recubrir lo sexual por el saber y la búsqueda de una estabilidad de identificación en lo que se refiere a una posición sexualisada. El fracaso del saber durante la adolescencia hace caer en cuanta de la incompletud estructural de lo simbólico y de una parte de lo real que no puede ser reabsorbida.
En psicoanálisis la diferencia entre verdad y saber tiene una utilidad que va más allá de lo teórico, tiene una eficacidad clínica. En la crisis de adolescencia, como lo indicaba J. Lacan siguiendo los pasos de Freud, se trata « de interrogar como un saber la verdad » ; esta visión permite al joven que encuentra un impase de encontrar en el saber una utilidad permitiéndole la producción de una nueva formalización.
Los autores estudian la función de la mirada y las vicisitudes clínicas en la confrontación del adolescente a lo real de lo sexual, a partir de dos casos clínicos en el cual la mirada viene a cristalizar el trauma después de la confesión al otro de una transgresión sexual.
Las que padecen de anorexia mental, mantienen a menudo una relación particular con la enseñanza, con el conocimiento y con el saber. Se suele constatar que el entorno escolar o universitario viene a ser lugar de expresión, de escenificación y repetición de los síntomas de la anorexia. Identificaremos los imposibles asi como los intentos de curas específicas en tales patologías en las que enajenación alimenticia y escolar van a la par.
La escuela que constituye a la vez organización simbólica del cuerpo social y una organización del orden y la construcción del sujeto funciona a través de un juego del poder y del deseo. Pero esta construcción singular del deseo de saber de los individuos debe combinarse con un análisis de la escuela y de las relaciones con el otro que produce la institución escolar : entonces, será posible de apreciar el malestar en la institución escolar francesa : actora y promotora de una ciudadanía republicana y monista. En el modelo ciudadano francés en la cual la escuela es la base, el otro debe llegar a ser el mismo. Esto da un enfoque de las tensiones actuales en el recinto escolar.
Después de Michel Faulcault, el autor describe que el arte de gobernar supone que la razón de estado se impone cada vez más a la populación sobre todo en la cuestión de sus exigencias y de sus intimidades. Para poder imponer ello, el poder instala dispositivos de seguridad manipulando la opinión e instrumentalizando la ciencia. Los expertos se convierten en los escribas de esas nuevas servitudes de la economía del mercado las cuales normalizan de manera discreta e insidiosa los individuos y las populaciones. La medicine, la psiquiatría, y la psicología, son en este articulo consideradas como practicas sociales. El autor demuestra como es que la precomposición del saber y de las prácticas releva más que nada de un dispositivo ideológico más que científico.
Adolescence, 2009, T. 27, n°2, pp. 271-295.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7