A través del encuentro con una adolescente quien paso al acto violentamente hacia su rostro; pensamos en el lugar que ocupa el rostro y el movimiento de desfiguración en el proceso de identificación sexual de la adolescente. En continuidad con el cuerpo, el rostro también es sometido a la violencia de la pubertad y a la exigencia del trabajo de feminización. El impedimento a integrar un rostro sexual puede traer angustias de desfiguración y defensas en relación con el rostro y aun más con violencias de desfiguración actualizada.
Los temores dysmorfofobicos nos envían a las aprehensiones de lo que una posición sexual del lado femenino o masculino puede evocar de un compromiso imposible a respetar delante la mirada de los otros. Es a partir de una convicción de contener en un espacio imaginario del cuerpo una negatividad vergonzosa del adolescente donde el adolescente se siente excluido del juego social y de todo el registro de la seducción y constituye un refugio de esta condición poniéndose en suspenso en lo que se refiere a la prueba de sexuación. También toda una problemática de la adopción del velo posicionara al adolescente en lo que nosotros podemos llamar su « prefiguración » necesaria como respuesta a sus interrogaciones en el campo del intercambio de las miradas. En este articulo definiremos una trayectoria que podría presentarse como un circulo en el cual los dos bordes no se unen formando una espiral ascendiente : el punto de partida es la realidad del cuerpo el evitamiento inicial del pubertario resentido como otro sexo (el femenino) luego por la prueba de la vergüenza la dysmorfofobia y la creación del objeto estético de recubrimiento de esta prueba del vacío.
Nos proponemos de analizar, la categoria de lo obseno definiendolo como una función y jugando un rol en el espacio de la relación al otro. Y del encuentro de las miradas un papel de regulación y de parada en su doble sentido : exibición y evitamiento de un ataque.
El adolescente en su relación a la escena pornográfica se interroga al mismo tiempo que oculta el cuerpo del otro, el cual es resentido como polo de atracción pero también de menaza
Por que el yo no puede ser mas que una imagen proyectada del sujeto a través sus múltiples representaciones sus diversos “ vestidos ” el no puede ser sostenido imaginariamente que por el otro, la mirada del otro a la búsqueda renovada (como un tiempo después del estado del espejo) del asentimiento de la confirmación de su imagen al lado del otro. Es así que la relación del adolescente al vestido, puede ser concebido como un tiempo necesario de precombinación de miradas a fin de construir lo que nosotros llamamos el rostro en el centro del difícil encuentro de las miradas. Así nosotros proponemos de pensar los vestidos como el lugar de un proceso de “ rostroificacion ” que afecta al sujeto y al objeto proceso por el cual se vuelve a jugar y se dialéctiza el cruce de las miradas.
La relaciones entre el proceso adolescente y el vinculo al lenguaje se juega en particular por un cierto « remodelaje » del lenguaje a través las invenciones graficas de los adolescentes y a un nuevo interés por las formas escritas. Es en la invención de su firma que situamos un acto esencial de la re-escritura del adolescente por el mismo. Para decirlo de otra manera, en la adquisición de un estilo. Se trata de interrogar el estatuto en mutación del sujeto y ello en relación a la firma articulada a u propio nombre. Sin duda, ello implica de precisar la función de demostración de la firma y los efectos de sus desplazamientos. Nosotros podríamos indicar como línea de investigación el estudio del valor de la firma y de la marca del sujeto a través las formaciones actuales : las inscripciones sobre el cuerpo propio.
Adolescence, 2008, T. 26, n°4, pp. 1013-1021.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7