A partir del postulado de una revolución sexual después de los anos sesenta y ocho, la cual a conducido a lo que M. Tort llama el « fin del dogma paternal », proponemos de abordar las barreadas como islas de resistencia que se levantan contra el fin de la desigualdad erótica la cual aventaja a lo masculina. Más allá de la feminidad que esta bajo el control como valor compartido, es la sacralización de la virginidad femenina como la garantía del honor familial que continua a perpetuarse en el corazón de la ciudad. Mientras que paralelamente, la post-modernidad ambiente se dirige hacia una visión de in diferenciación de sexos. El choque entre esos dos universos simbólicos viene a redoblar los conflictos inherentes de los procesos adolescens. Consideramos que el rechazo de lo femenino en le caso del adolescente así como el odio de lo femenino en el adolescente resulta de una misma traducción de mensajes enigmáticos del otro adulto, y ello integrando la sexualidad femenina como potencialmente causa de deshonra y siempre no respetable y de otro lado considerándola como un medio « insuficientemente bueno » que se trasmiten por medio del acceso a la simbolización.
Adolescence, 2009, T. 27, n°4, pp. 983-1005.