Cada vez mas a menudo, encontramos pacientes cuyo modo de funcionamiento psíquico, presenta dificultades en el proceso de simbolización y además algunas algunas zonas internas se encuentran con escisiones o se hallan enquistadas de experiencias precoces
Y los rastros de dichos enquistamientos se han quedado inscritos bajo la forma primera, es decir esencialmente corporal. Esos rastros regresan tomando la forma de actos o de somatizaciones. Existen contextos terapéuticos que permiten un encuentro que conlleva un acordaje entre el paciente y el terapeuta y permite también de contener las manifestaciones que toman la forma de actos, y que no son consideradas como pasajes al acto si no como pasajes por el acto afín de ser retomadas en un proceso de transformación psíquica.
Adolescence, 2009, T. 27, n°1, pp. 99-106.