Los autores examinan las producciones gráficas y literarias de pre-adolescentes originarios de un medio social marginado, y que presentan dificultades escolares.
Se buscaba así ubicar las fantasías más recurrentes y suscitar una actividad de simbolización. En ambos casos, los jóvenes adolescentes manifestaron su predilección por las representaciones de figuras de monstruos. Se analiza aquí los posibles significados de dichas producciones, dentro de un doble contexto psicológico y social.
En éste artículo, el autor nos dá a ver como el concepto de subjetivación resulta de la clínica de los estados psicóticos durante la adolescencia ; para el, estos están vinculados a un nudo melancolico el cual es dificil a identificar bajo el conflicto pulsional pubertario. A través de un caso clínico de entrada en la psicósis durante la adolescencia, la relación fundamental entre psicósis, temporalidad y melancolía és problematizada, y ello, de una manera suceptible de darnos cuenta de la simptomatología de tipo “ estado-limite ” en una teorización post-freudiana que tiene cuenta de ciertos aportes de Green y Racamier.
La evocación de la cura institucional de un adolescente que esencialmente trató acerca de su relación con la escritura tiende a discutir la posibilidad de poner en acto un trabajo de cultura. Los diferentes movimientos que han colorado la relación entre este adolescente escritor y su lectriz son descritos, mostrandonos el paso de un vínculo al objeto y una utilización de este permitiendo de hacer de la escritura un objeto a compartir.
La ayuda terapéutica dada a una adolescente cuya historia fue marcada por el ataque del cuerpo ya sea por el lado de la somatización o por el lado del acting-out autodestructor; nos ha permitido de aprofundizar la comprensión de práctica mórbidas como la escarificación y ello más allá de un modelo clásico del ataque del cuerpo púber como portador del sexual genital. El ataque del cuerpo ya sea actualizado por adentro o en superficie nos informa del desarreglo de la circulación psíquica la cual va de par con el « yo-piel » patológico con doble capa : la primera capa muy porosa la cual nos muestra el defecto de para- excitación y la segunda carapaza protectora la cual busca a guardar todo frente a las angustias de vaciarse por completo las cuales conducen a la intoxicación . Enriquecido por el modelo topográfico las infracciones cutáneas se deben entender en la dimensión de expulsión fuera de sí mismo para desintoxicarse : verdaderos « agujeros de aeración psíquica », frente a un psiquismo amenazado de asfixia. Ellos abren en un movimiento de proyección desintoxicante tomando formas fóbicas y persecutivas necesarias a la construcción de una frontera conteniente y susceptible de recibir el eros pubertario desintoxicado de su muy viva locura pulsional.
Adolescence, 2008, T. 26, n°3, pp. 681-695.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7