En el prefacio de la pieza de teatro « El despertar de la primavera » de F. Wedeking, J. Lacan ha hecho valer varias tesis no solamente sobre la adolescencia sino también sobre lo que nos muestra la adolescencia. Nosotros aquí retendremos una de entre ellas : no hay iniciación. A partir de ello, intentaremos de poner en evidencia de sobre que reposa la dificultad al mismo tiempo que la necesidad del desapego del adolescente del saber del Otro parental.
Este texto, relata la primera experiencia de un seguimiento de un grupo de padres de adolescentes sufriendo de anorexia mental en Maison des Adolescents de Calvados. La elección de los autores fue el de retranscribir fielmente, los momentos fecundos de las sesiones y los más fieles a la clínica, insistiendo sobre la vivencia contratransferencial.
Los numerosos adolescentes que fuman canabis de manera festiva – o recreativa – Si bien es cierto que no entretienen una relación adictiva con los “ porros ” pero resulta intersante de remarcar que la utilización de dicho producto, no es nunca extranjera a los diversos aspectos de la conflictualidad constitutiva de la crisis de la adolescencia : El hecho de disponer de una alternativa – o de un complemento- del estado de ebriedad provocado por las bebidas alcohólicas. Se trata de modificar puntualmente lo resentido y pensado de manera de amejorar la relación con los otros adolescentes, y familiarizarse con el deseo y las premieras experiencias sexuales y facilitar las manifestaciones de humor y muchas veces originar una sensibilidad execiva y los fantasmas sexuales y agresivos. Las entrevistas psicoeducativas, pueden permitir a dichos adolescentes de preguntarse de una manera más globlal acerca del malestar propio de su edad, sus consecuencias relacionales, y la manera como ellos tratan de solucionar. A este objetivo, la familia puede ser utilmente asociada en el tratamiento.
Freud absorbe el fantasma de fustigación « se pega a un niño » como si formara parte de la dinámica psíquica de todo individuo. Ello se manifiesta a finales del periodo infantil y resulta de las transformaciones psíquicas que se atraviesan en tres etapas. Una re-escritura de este fantasma, emerge a la hora de la adolescencia. Pegar al padre es considerado como una actualización en el acto de ese fantasma presente en todo adolescente : « Yo pego a mi padre ». Comprendemos que las etapas emergen de manera simultanea, mezclándose entre ellas, y ello impulsado por la emergencia de lo pubertario. Cada etapa viene a delimitar un movimiento diferente de elaboración de la separación de las figuras edipicas. La re-emergencia de dicho fantasma a la adolescencia hace desbordar el sistema de reflexión; dejando coexistir los fuertes deseos edípicos al mismo tiempo tomando represalias hacia el otro por no haberlo retenido.
Adolescence, T. 31 n°1, pp. 37-47.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7