La amistad es primeramente pensada como posicionada a los orígenes de la psicoanálisis. El vínculo que se establece entre Freud y W. Fliess representa una estructura de desarrollo, permitiendo una superposición entre dos dimensiones de lo humano – vida y espíritu – o entre dos disciplinas aplicándose al conocimiento de un nivel real : biología y psicología. La división de esos dos dominios se encuentran también en el autoclivaje narcisico analizado por S. Ferenczi, lo que puede comprender el rol jugado por el trauma creado por el nacimiento de una amistad o por la ruptura.
El análisis de la pareja formada entre Freud y E. Silberstein pondrá en evidencia otra estructura: el amigo se trasforma en confidente al que se le confía el hecho de encuentros que se sitúan al exterior del terreno de la amistad. Confidente a quien – Freud habla de su encuentro con Gisela Fluss – son ofrecidos como otros tantos sacrificios.