A qué estética nos remite el cuerpo anoréxico? Ni la búsqueda de lo bello o ni la grandeza de lo sublime parecen corresponder a la estética anoréxica, siendo posible poner en evidencia nexos más serios con la estética de la fealdad. Según Murielle Gagnebin (cf. La fascination de la laideur), la seducción de lo feo remite tanto a una nostalgia de la niñez como a la enfermedad de la temporalidad sobre el hombre. La muerte, el tiempo y la fealdad entretejen así afinidades estrechas. Lo feo no puede ser considerado simplemente como el envés de lo bello, ya que al hacernos ver lo que generalmente se disimula o se sublima raya en los límites de una sexualidad regresiva y perversa. Por ende, la estética de lo feo obedecería a la imperiosa necesidad de familiarizarse con las figuras espectrales pertenecientes al universo del narcisismo de muerte. En tal sentido, el « más acá psicoanalítico de lo feo » arroja nuevas luces sobre el contenido y la tonalidad de las fantasías anoréxicas.
Adoptando una modalidad similar a la estética de lo feo, la estética onírica de los anoréxicos revela las sombras sofocantes y asfixiantes del narcisismo de muerte tras las cuales se agitan, hormigueantes, fantasías donde la oralidad canibalesca y las angustias de devoración se entremezclan con fantasías de penetración y de violación. Por lo tanto, las ogresas de ímagos y de objetos de amor perdidos para siempre parecen no tener a su disposición sino su cuerpo, y la fascinación del Otro que de él emana, para denunciar cabalmente el dominio que ejercen sobre ellas espectros vampirescos incorporados en tiempos inmemoriales.