En lo que « modelos adultos » se refiere, es posible subrayar dos aspectos que no por estar a menudo relacionados dejan de ser diferentes. Están para empezar los modelos presentes de manera activa y personal; así ocurre, por ejemplo, con el maestro de escuela primaria que cambió el destino de Albert Camus (en este caso, este primer aspecto se hallaba estrechamente relacionado con el saber darse su lugar). Están después aquellos modelos que, sin intervenir forzosamente en nuestras vidas, se convierten en modelos ante todo por saber darse su lugar. Para ilustrar este aspecto de la cuestión, elegimos dos episodios de la historia de Moisés: en el primero, Moisés recibe su lugar de adulto de parte de su suegro Jethro; en el segundo, se convierte en « modelo relacional » para su pueblo, durante la travesía en el desierto, sujetándose a la ley del intercambio.