Después de Michel Faulcault, el autor describe que el arte de gobernar supone que la razón de estado se impone cada vez más a la populación sobre todo en la cuestión de sus exigencias y de sus intimidades. Para poder imponer ello, el poder instala dispositivos de seguridad manipulando la opinión e instrumentalizando la ciencia. Los expertos se convierten en los escribas de esas nuevas servitudes de la economía del mercado las cuales normalizan de manera discreta e insidiosa los individuos y las populaciones. La medicine, la psiquiatría, y la psicología, son en este articulo consideradas como practicas sociales. El autor demuestra como es que la precomposición del saber y de las prácticas releva más que nada de un dispositivo ideológico más que científico.
Adolescence, 2009, T. 27, n°2, pp. 271-295.