Los trabajos clínicos, teóricos y terapéuticos más recientes y diversos concuerdan sobre un dato fundamental : durante el encuentro siempre singular entre una persona, un producto (u objeto) y un entorno, no es posible identificar un tipo específico y característico de estructura o de organización de la personalidad. Lo único que pueden adelantar los investigadores y los terapeutas es que los mecanismos de defensa, la naturaleza de la angustia y, de manera más general, la economía de los sujetos llamados » toxicómanos » o » drogables » remiten con frecuencia a lo que los especialistas suelen observar, aunque no de manera exclusiva, en los estados límite de la personalidad.
Por otra parte, resulta fácil identificar en dichos sujetos un conjunto de rasgos psicopatológicos comunes, colocados todos bajo el sello de la regresión, con consecuencias sobre el enfoque terapéutico :
regresión del deseo hacia la demanda, de la demanda hacia la necesidad ;
regresión de lo mental hacia lo comportamental, de lo comportamental hacia lo corporal ;
regresión pulsional, de la agresividad hacia la violencia y de lo libidinal hacia el autoerotismo.
Ubicándose en ese contexto conceptual, el autor intentará poner en evidencia las dos funciones esenciales que intervienen en tal tipo de postura (o de vulnerabilidad) psicopatológica : la función adictiva y la función ordálica, funciones que serán definidas, descritas, analizadas y, en la medida de lo posible, cotejadas con diferentes tipos de estructuras.