Basandose en una experiencia clínica con adolescentes sobrevivientes de las guerras civiles en Africa del oeste; el autor introduce una serie de análisis antropológicos y clínicos. El autor se opone a toda asimilación de las guerras « modernas » a las guerras étnicas. Asi mismo él hace referencia a la posición particular de los adolescentes durante los conflictos. El propone grillas de re-lectura de la dimensión de la guerra fraternal y parricida para mostrar en que la cuestion misma de la identificación (como resultado y como estructura) es posible. La escena adolescente convocada por la guerra, es también destruida en la guerra. Ello interpela la posibilidad para el jóven de efectuar su paso a la adolescencia. Dicho paso parece comprometido mientras que la elaboración del traumatismo no será efectuado.