La errancia de los jóvenes puede ser considerada como una búsqueda de desaparecer, lo cual es una manera radical de escaparse de los imperativos sociales de la identidad. No ser más nadie. Este hecho es esencialmente urbano, puesto que la ciudad es propicia a desaparecer a sí mismo en el anonimato pero con una cierta forma de protección de si, puesto que existen los squats, las estaciones, los terrenos vagos, los jardines públicos y otras asociaciones que procuran una ayuda provisoria para el albergue y la comida; además hay que considerar que esos jóvenes son muy desenvueltos y muy inventivos en situación de marginalidad para asegurar día tras día.
Adolescence, 2024, 42, 2, 261-275.