El cuerpo de los adolescentes ocupa los espacios y los tiempos formales e informales en las instituciones escolares, en ese espacio social dedicado a ellos. El adolescente debe seguir los ritmos, las actividades de aprendizaje. La relación al saber y al pensar, se origina en el cuerpo; sin embrago, la institución parece denegar el cuerpo en su realidad de pulsión. Este articulo, propone una exploración de ese postulado, basándose en observaciones realizadas en un liceo francés.
Adolescence, 2014, 32, 4, 757-769.