La diferencia de sexos es un asunto políticamente peligroso, el autor explora esta diferencia y sobre todo, lo que el llama las evidentes realidades epidemiológicas que seria vano de negar. La interpretación de dichos datos es particularmente delicado puesto que implica el análisis de la demanda de cura según el sexo : Hombre o mujer, no tienen las mismas actitudes para formular una demanda de ayuda. En la diferencia entre los varones y las mujeres, no se puede pasar al lado de los componentes ideológicos. En todas las sociedades lo masculino y lo femenino son marcadores sociales y culturales del cual ningún individuo puede escaparse. Hablar de esta diferencia, conduce al autor a navegar en la roca de lo biológico hacia lo real. Lo que no se puede interpretar, puede conducir a todas las fantasías interpretativas y de otro lado, el peso de lo cultural en que se amalgama fácilmente todas las ideologías posibles y constituye una navegación peligrosa en la cual se aborda a la vez la cuestión de la adolescencia periodo en cual se conjuga lo biológico de la pubertad así que la dimensión social y aquello de la sexualidad que toca a vivo la intimidad individual. Estas líneas, encuentran una excelente ilustración en las modalidades de cura propuestas a los adolescentes. Estas toman en cuenta la cuestión de la diferencia de sexos. Nada menos seguro. Este articulo trata de demostrar que si mujer o muchacha hombre y muchacho pueden llegar a un mismo resultado a menudo se encaminan a través de vías diferentes. Pero estas diferencias son raramente tomadas en cuenta tanto en la indicación de tal o tal tipo de cura como en la manera en que la cura se conduce. Dichas remarcas rinden cuenta de las dificultades encontradas por todas las estructuras de cura en la terapéutica de jóvenes adolescentes a los que se les llama los colegiales.