El estudio de los intermediarios o de los determinantes fisiológicos de la emocionalidad durante la adolescencia se basa fundamentalmente en la psicología del desarrollo y en la endocrinología de los comportamientos. En lo que a la mera biología hormonal se refiere, y a las hormonas sexuales en particular, los dos niveles de efectos más notables pueden verse resumidos en una influencia activadora, contemporánea de la pubertad, y en una influencia organizadora bastante anterior, contemporánea de los periodos ante y perinatal. En cada uno de ambos niveles de influencia, cabe establecer la distinción entre los efectos indirectos y los efectos directos, aun a sabiendas de que todos operan de manera simultánea en proporciones evidentemente variables y con frecuencia difíciles de precisar. Los datos de los que disponemos actualmente nos invitan a relativizar la imagen demasiado simplista de una “ tempestad hormonal ” que redundaría en un storm and stress emocional propio de la adolescencia. Dichos datos ponen en evidencia importantes diferencias según el sexo y subrayan también el papel conjunto de las múltiples influencias ejercidas por el medio