En este artículo, el autor aborda un trabajo meta-psicológico sobre los niños soldados. Así, él nos propone que, lo que en una primera fase alienta la compulsión homicida de estos niños, en una segunda fase se vuelve en un acontecimiento traumático con repercusiones en su futuro psíquico.
El autor ilustra su relato con el testimonio de un niño soldado llamado “ Samir ”, quién a los catorce años de edad ejecutó – junto con otros niños en su misma situación – a trecientos cinquenta personas en una hora.
Veinte años después, Samir no consigue olvidar esta experiencia, quedando preso de las drogas y de sueños traumáticos repetitivos que lo petrifican.