El autor aborda diferentes vivencias de encierro durante la adolescencia y ello a partir de una situación clínica y de varias operas. El examina, la strayectorias singulares de Bérangère secuestrada por su madre como también la de Pamina cautiva de la Reyna de la noche y la de Siegfried prisionero de las garras de Mime y Tannhauser retenido por la Diosa Venus. Esas cuatro situaciones nos invitan a diversas declinaciones de las organizaciones imagoïcas que preceden el interés por los objetos de substitución.
A partir de una práctica con adolecentes radicalizados, el analisis clinico de uno de entre ellos permite a los autores de interrogar los procesos intra e interpsíquicos de llos procederes djiadistas. Esto ofrece las primeras bases de una reflexión psicoanalítica alrrededor de la resonancia entre los discursos de propaganda y la travesia de la pubertad. La radicalización es vista como un sintoma que ofrece potencialmente al sujeto una nueva forma de protesta adolescente y femenina.
En psicoanálisis la diferencia entre verdad y saber tiene una utilidad que va más allá de lo teórico, tiene una eficacidad clínica. En la crisis de adolescencia, como lo indicaba J. Lacan siguiendo los pasos de Freud, se trata « de interrogar como un saber la verdad » ; esta visión permite al joven que encuentra un impase de encontrar en el saber una utilidad permitiéndole la producción de una nueva formalización.
La teoría de J. Lacan pasa por una crítica de los enfoques psicogenéticos del Edipo. El acento puesto sobre el padrey la castración, acentúa el privilegio dado por Freud al enfoque filogenético. La adolescencia, momento de la decepción de promesas edipianas, cuando se cae en cuanta que la genitalidad no asegura una relación al Otro, ello es un testimonio de la reducción del lugar que se da al Edipo como analizador del proceso adolescente.
Retomando la interrogación sobre la adolescencia como un fenómeno social y subjetivo con D. W. Winniccott y J. Lacan este texto intenta precisar lo que está en juego durante ese periodo ; a saber, una nueva articulación entre el placer y el cuerpo a partir de « los tres tiempos de la metáfora paternal », es decir, del Edipo.
Este articulo aborda las relaciones existentes entre tentativa de suicidio a la adolescencia y la relación simbiótica hacia los primeros objetos ; y ello a partir de la manera en que un paciente adulto es susceptible de elaborar a posteriori su tendencia suicidaría de su adolescencia y la reminiscencia de la pubertad de sus deseos edípicos de su infancia y la remanencia de un modo simbiótico de la relación.
El análisis a través de la mediación corporal de un hombre joven, revela un bebé físicamente « destrozado », el no ha sido tocado pero si excitado precozmente. Los síntomas somato sicóticos evocan las huellas enquistadas de la memoria corporal del traumatismo. Clivados, Incorporados y alucinados. Esas huellas serán simbolizables únicamente si se co-encarnan en la relación de sostén con el objeto quien es un recurso para la cura, estando en capacidad de compartir lo sensorial primitivo y auto-organizador entre el analista y el analizado.
Freud absorbe el fantasma de fustigación « se pega a un niño » como si formara parte de la dinámica psíquica de todo individuo. Ello se manifiesta a finales del periodo infantil y resulta de las transformaciones psíquicas que se atraviesan en tres etapas. Una re-escritura de este fantasma, emerge a la hora de la adolescencia. Pegar al padre es considerado como una actualización en el acto de ese fantasma presente en todo adolescente : « Yo pego a mi padre ». Comprendemos que las etapas emergen de manera simultanea, mezclándose entre ellas, y ello impulsado por la emergencia de lo pubertario. Cada etapa viene a delimitar un movimiento diferente de elaboración de la separación de las figuras edipicas. La re-emergencia de dicho fantasma a la adolescencia hace desbordar el sistema de reflexión; dejando coexistir los fuertes deseos edípicos al mismo tiempo tomando represalias hacia el otro por no haberlo retenido.
Este articulo trata de la problemática de la lengua materna, de la hija exiliada y de su vinculo con su madre durante el proceso pubertario. Se trata de una relectura teórico – clínica a partir del caso de una adolescente que había enunciado la perdida de la lengua de su « mama » en su relación con el trabajo clínico.
Este articulo, discute la hipótesis según la cual, en nuestra sociedad contemporánea el complejo de Edipo se pone más complejo pero siempre existe, como un organizador central de la psiquis. Un debate entre los puntos de vista de la antropología – y en particular con Françoise Héritier y su teoría de « el incesto de segundo tipo » (entre una madre y una hija que tienen el mismo amante) – introduce a una re problematización de las nociones de homosexualidad primaria, de intersubjetividad y de tiercidad. La cuestión de la diferenciación puede ser pensada mejor en su vinculo a la subjetivación : ¿ Es que hay un riesgo de de diferenciación psicotisante en el incesto ?, ¿ Que pasan con los desórdenes psíquicos durante la adolescencia o los fenómenos de regresión hacia situaciones grupales donde prevalecen los funcionamientos limites ? Lo idéntico, de lo cual habla Françoise Héritier no corresponde termino por termino a la economía libidinal narcisista. Hay que relanzar el dialogo histórico entre psicoanálisis y antropología (A. Green y J. Lacan con C. Lévis-Strauss, y recientemente, los intercambios con M. Godelier y B. Juillerat) a partir de una reflexión sobre el devenir de la función paternal hoy en día – en el prolongamiento de la discusión critica de la teoría del incesto de segundo tipo, y de un ejemplo de sociedad tradicional sin padres y con neo-parentalidades contemporáneas. El triangulo edípico parece susceptible de tomar diversas formas.
Adolescence, 2014, 32, 1, 23-46.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7