Este artículo, interroga el sentido de la escenificación del delito en el caso de ciertos adolescentes. Consideramos el evento delictuoso como un verdadero lenguaje del afecto que se exprime sobre una escena diurna a la imàgen del modelo del sueño. El delito toma una via de elaboración que transforma los pensamientos del sueño en imágenes sensoriales con el fin de figurar la naturaleza de los afectos internos.
Pocos delitos son establecidos en el caso de las muchachas jóvenes contrariamente a sus homologos masculinos. Los delitos y crimenes no son siempre la única manera de expresión de la violencia y de la transgresión a la cual son confrontadas las muchas, y ello ya sea de manera activa o pasiva. Las diversas maneras que se presentan, interrogan, la especificidad femenina de ciertos modos de transgresión, ya sean violentos o no violentos, asi como también el tratamiento socio-judiciario. Este rompecabezas semiológico es un terreno abierto a la investigación.
La angustia de culpabilidad, tal como lo ha mostrado Freud en 1916, puede estar al origen de comportamientos transgresivos. El pasaje al acto delictivo, diferente por su dinámica intra-psíquica del recurso al acto, se inscribe plenamente en la hipótesis freudiana. La adolescencia puede suscitar la emergencia de un sentimiento de culpabilidad difusa y angustiante que permite de comprender la recrudescencia de transgresiones en este periodo de la vida. Dos ámbitos de comprensión pueden ser considerados simultáneamente : el sentimiento de culpabilidad generado por los fantasmas de parricidio ; pero también la necesidad de castigo como equivalente simbólico de sumisión homosexual al padre, susceptible de conferir su masculinidad al hijo.
Adolescence, 2013, T. 31, n°4, pp. 935-947.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7