La adolescencia puede ser comprendida como una crisis de los vínculos, que necesita poner en plaza nuevas elaboraciones en las relaciones del individuo y su medio ambiente. Cuando los sintomas aparecen, y son objeto de una demanda de consultación, ellos deben ser comprendidos a la vez en la lógica del sentido, propia a la problemática del sujeto, y en aquella de una función en el seno de una unidad grupal y disfuncional. Una observación clínica ilustra, las modalidades de intervención terapéuticas que pueden organizarse en varios niveles.
Adolescence is a crisis of the bond which makes it necessary for the adolescent to elaborate new connections with his environment. When a consultation is sought for different disorders, these should be studied at the same time within the logic of meaning characteristic of the subject and within the logic of the functioning characteristic of a dysfunctional family. A clinical observation illustrates the different therapies that are used in several directions.
Este trabajo, presentado a partir de una observación clínica nos muestra, como el proceso de la adolescencia concierne el conjunto familiar y obliga los diferentes partenarios a un trabajo especifico y lo que esta en juego es diferente para cada quién según como se considera las cosas o del lado de los padres o del lado del adolescente. Dos nociones ayuda a comprender lo que esta en juego : el proceso de separación e individuación de una parte y de otra el apego a sus vicisitudes. La terapia centrada alrededor de esos elementos ayuda al adolescente a subjetivarse y ello teniendo en cuenta de lo que forma parte de lo que es de la transmisión entre las generaciones. En esas condiciones, la terapia familiar, constituye muy a menudo una primera etapa prealable a un trabajo individual el cual se centra sobre el mundo interno del adolescente.
En este texto es cuestión de mostrar la importancia de la ritualizacion en la vida familiar. Ello como soporte de su cohesión y de su identidad. Los rituales sostienen un equilibrio paradójico entre estabilidad y cambio. Desde este punto de vista la adolescencia es un periodo estratégico. La actividad terapéutica con las familias utiliza muchos rituales familiares (y sobre todo en terapia familiar sistémica). Y ellos intentando la modificación gracias a « objetos de mediación » en indicando rituales ahí donde puede hacer falta o también indicar contra-rituales cuando están al servicio de una estabilidad problemática.
This work explains how from a clinical observation the process of adolescence concerns the whole family and obliges the different partners to carry out a specific work whose stakes are certainly different depending on whether they are considered from the parent’s or from the adolescent’s perspective. Two notions help to understand those stakes. On the one hand, the process of separation-individuation and, on the other hand, the attachment with its tribulations. The therapy, focussed on these elements, helps the adolescent to subjectivate himself by taking into account that which is a matter for a transmission between the generations. In these conditions, family therapy often constitutes a preliminary step towards an individual work more centred on the adolescent’s internal world.
In that text there’s question of the ritualisation’s importance in the family life, us cohesion’s and identity’s support. Those rituals stand up a paradoxical tendance between change and stability. In that point of view the adolescence is a key period. The therapeutic activity with families much use the family rituals (at least in systemic familiy therapy) and makes their modification thouks mediatory things, prescribing some rituals where they can be lacking or counter-rituals where they can be of use to a problematic stability.
Ce travail présente à partir d’une observation clinique comment le processus de l’adolescence concerne l’ensemble familial et oblige les différents partenaires à un travail spécifique dont les enjeux sont bien sûr différents si on les considère du côté des parents ou si on les considère du côté de l’adolescent. Deux notions aident à comprendre ces enjeux : le processus de séparation-individuation, d’une part, l’attachement et ses vicissitudes d’autre part. La thérapie centrée autour de ces éléments aide l’adolescent à se subjectiver en faisant la part de ce qui relève d’une transmission entre les générations. Dans ces conditions, la thérapie familiale constitue souvent une première étape préalable à un travail individuel davantage centré sur le monde interne de l’adolescent.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7