La piel para lo mejor o para lo epor, es un instrumento de fábrica de la identidad, de manera lúdica, por medio de los tatuajes o los percings, o de manera mas dolorosa ; a traves de las escarificaciones.
Por medio del sacrificio de una parcela de sí en el dolor y la sangre, el individuo, se esfuerza de salvar lo esencial. Inflingiendose un dolor controlado el sujeto lucha contra un sufrimiento infinitamente mas pesado. Salvar el bosque implica de sacrificar una parte. Así mismo, para continuar a vivir a veces hay que hacerse mal para luchar contra el dolor.
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david le breton : la escena adolescente : los signos de identidad
La cultura de los pares remplaza hoy en día la de los padres, la transmision és remplazada por la imitación. Se trata de estar a la altura de la mirada de los otros aquellos de su clase de edad, asi mismo si ello implica pelearse con sus padres. Uno de los terrores del patio de recreación de los colegios o de los liceos es de pasar por un « bufon » y no tener la aprobación del grupo y ello a causa de una reculada delante de un desafío o por el hecho de no arboarar la buena « marca » de vestido o de zapatos. La estima de sí no viene más de la adhesión a los valores unánimes que estructuran el vínculo social, puesto que no se alimenta más en el espejo de los mayores o de los ancestros si no en el de los pares. La necesidad de representación se encuentra en el caso de los chicos y de las chicas pero de maneras diferentes.
david le breton : la parte del fuego : antropología de la primera parte corporal
A la adolescencia el cuerpo se convierte en una superficie de proyección cuya apariencia hay que controlar y ello adornandola, disimulandola, maltratandola, etc. La existencia és una historia de piel un asunto de frontera entre lo de adentro y lo de afuera. La primera envoltura del cuerpo lleva el sufrimiento a la superficie de sí. Allá dónde se vuelve visible y controlable. Ella es un acto de paso mas que un pasaje por el acto .
david le breton : entre jackas s el happy slapping un borron de la vergüenza
La ley paternal, fundada sobre lo prohibido cede a una presencia maternal orientada más que nada sobre la confianza y propicia al hedonismo. La adolescencia contemporánea, es un mundo marcado por la madre por la ausencia de límites, es regresivo. La inquietud de perder la cara de sentir la vergüenza o la responsabilidad frente a los contemporáneos no esta mas al orden del día. Al contrario, los adeptos del Jackass o del happy slapping son perfectas ilustraciones de un individualismo contemporáneo y de la indiferencia al otro. El yo esta sin el otro a quién podría rendir cuentas.
david le breton : consumir la ausencia : vértigo de la blancura
La blancura es una forma de dimisión de si una voluntad de eclipsarse de una existencia que no esta más ahí que por una suerte de pesadez. La indiferencia a si mismo, suscita la exposición a un peligro que no es mas percibido como tal puesto que en realidad el joven no se habita mas en si mismo. Es una forma inconciente de una voluntad quizás no de morir si no de no estar mas ahí. Ella atestigua de la imposibilidad de ser un individuo y de investirse como sujeto de su existencia. Las técnicas de blancura son tentativas de desbarasarse de si mismo para no soportar más la presión de una identidad intolerable.
Adolescence, 2008, T. 26, n°4, pp. 841-849.
David le Breton : the skin’s depth
The skin is, for better or worse, an instrument for constructing identity, playfully, through tattoos or piercing, or more painfully, through scarification. By painfully sacrificing a part of oneself, blood, the individual strives to save what is essential. By inflicting a controlled pain on himself, he fights against suffering that is infinitely worse. In order to save the forest, it is necessary to sacrifice one part of it. In the same way, if one is to get on with one’s life, one must sometimes hurt oneself as a way of combating distress.
David le Breton : The Forest Fire : An Anthropology of Self-Mutilation
In adolescence the body becomes a projection surface that one must control by adorning it, concealing it, abusing it, etc. Existence is a matter of skin, a question of the frontier between inside and outside. Cutting into the body brings suffering to the surface of oneself, where it becomes visible and controllable; it is much more an act of passage than a passage to the act
David le Breton : the adolescent scene : signs of identity
Peer culture is now replacing parent culture, transmission gives way to imitation. From now on one must measure up in the eyes of others, those of one’s age group, even if one must fight one’s parents in order to do this. One of the horrors of middle school and high school recess yards is to seen as the « buffoon » by failing to obtain the group’s approval, refusing a dare, or not displaying the right « brand » of clothes or shoes. Self esteem no longer comes from espousing the unanimous values that structure the social bond, it is no longer nourished in the mirror of elders or ancestors but in that of the peer group. The necessity for representation is found in both girls and boys, but not in the same manner.
David le Breton : between jackass and happy slapping, an erasure of shame
The paternal law founded on the prohibition is giving way to a maternal presence based rather on confidence which fosters hedonism. Contemporary adolescence is a world marked by the mother, by the absence of limits, regression. The fear of losing face, of feeling shame or responsibility for one’s behaviour is no longer at the top of the agenda. On the contrary, the adepts of Jackass and happy slapping are perfect illustrations of contemporary individualism and indifference to the other person. Their ego has no other people to whom it could be held accountable.
David le Breton : consuming absence : dizzying whiteness
Whiteness is a form of resignation from the self, a wish to erase oneself from an existence which has become nothing more than a sort of heavy weight. Indifference to oneself leads to self-exposure to a danger that is no longer perceived as such, since the youngster no longer inhabits himself completely. It is an unconscious form of will, not so much to die as to not be here anymore. It attests to the impossibility of being an individual and of investing oneself as the subject of one’s own existence. Whitening techniques are so many attempts to get rid of oneself in order not to have to put up with the pressures of an unbearable identity.
Adolescence, 2008, T. 26, n°4, pp. 841-849.