El interés de una gran mayoría de adolescentes hacia lo paranormal como teoría y como experiencia se lee en las estadísticas y diversos sondajes. A tal punto que ello se interpreta como una banalidad. El contacto con lo paranormal puede ser motivado por la curiosidad y el aburrimiento (Mischo, 1991). Pero también puede implicar cosas mas profundas en las interrogaciones a propósito de la muerte. Así, el recurso a una experiencia de espiritismo puede ser una modalidad de exploración de los limites de lo simbólico y los efectos del significante (Le Maléfan, 2008). Esta escenarizacion de la muerte puede aparecer paradójicamente como una de las formas del fantasma de inmortalidad en el periodo puberario, puesto en evidencia por Ph. Gutton (1993). Este fantasma puede desarrollarse para constituirse como una solución provisoria para elaborar un duelo o un traumatismo. Intentaremos mostrar por medio de casos clínicos como es que la adolescencia considerada como un tiempo lógico próximo de los estados límites puede subjetivar la muerte. Ese maestro absoluto y ello « metalizándola » ; es decir refiriéndose a las prácticas cultivadas desde hace más de un siglo por las ciencias psíquicas y el espiritismo.