El autor analiza las condiciones que permiten que la entrada de la adolescencia se dé conjuntamente con un acceso a un orden temporal que preserva el sujeto de una confusión de tiempos propia de la psicosis. Ello no es posible únicamente cuando el Yo en el transcurso mismo de su infancia, ha podido constituirse un fondo de memoria en el cual van a ser preservados ciertos elementos, momentos y etapas de su propia historia libidinal. Este fondo de memoria es como un capital de fantasías y el yo debe poder disponer libremente con el fin que su memoria quede dotada de ese poder emocional sin el cual todo nuevo encuentro seria desposeído de todo poder de satisfacción y sufrimiento.
Adolescence, 2015, 33, 4, 713-740.