Constataciones empíricas, encuestas epidemiológicas, clínica psicopatológica y neurociencias, confirman la especificidad durante la adolescencia de de ciertos comportamientos como : impulsividad, búsqueda de sensaciones y comportamientos a riesgo. Esos comportamientos que son mas frecuentes entre quince a veinticinco años son comportamientos de una reorganización cerebral mayor que afecta electivamente el cortex pre-frontal. El descubrimiento de características anatómicas y funcionales de las transformaciones cerebrales permite una puesta en perspectiva de las neurociencias y del psicoanálisis. Dos concepciones de la adolescencia se exprimen a la vez en esos dos campos. Una de esas concepciones, presenta un cuadro de un adolescente muy desbordado por la pulsión (en psicoanálisis) o por la emoción (en neurociencias) : en el primer de los casos se ha postulado a la idea de un defecto de mentalización y en el segundo de los casos el de un defecto de control del cortex pre-frontal todavía inmaduro en un cerebro límbico (emocional). La otra concepción que sostenemos consiste en que un desequilibrio relativo entre cognición y emoción, durante este periodo ; permite a través la experimentación social e incluso la « impulsividad », una adaptación fina de la estructura, de la conectividad y de la funcionalidad de las regiones pre-frontales. En esta perspectiva evolucionista, las modificaciones tardías de esas regiones cerebrales que son las últimas en desarrollarse tanto de un punto de vista filogenético como ontogenético, permiten no solamente una transición hacia la edad adulta si no también una adaptación a las transformaciones de los valores operados de una generación a otra. La presentación de dos visiones de manera cruzada, entre la neurociencias y el psicoanálisis nos permite de hacer remarcas de orden epistemológico.
Adolescence, 2011, T. 29 n°34, pp. 479-515.