Hoy en día, las metamorfosis de eros, nos lleva a repensar la tesis que hace del binarismo sexual la llave maestra del orden simbólico. El corpus teórico psicoanalítico es sacudido y con ello aun más las prácticas ¿Cómo mantener viva la escucha, la intervención analítica y su relación a todo aquello que conmociona en el campo de la cultura? ¿En que el dialogo con la antropología tiene una pertinencia?
La observación del sufrimiento humano a menudo se hace por medio de una distancia obtenida a través de la denegación de estados emocionales los cuales, sin embargo aparecen y son a menudo muy determinantes para el observador. Esta contribución intentara verificar dicha hipótesis tomando como ejemplo una misión de investigación-acción efectuada en una institución que acoge adolescentes en ruptura familiar. Muy conmovido por la extraña voz completamente vaciada de los afectos de una adolescente, el observador se encuentra obligado a renunciar al carácter distante del régimen habitual de una investigación. Lo que le conmueve, no es la historia de la adolescente si no lo que ella induce en su vivencia personal concerniendo su propia experiencia familiar ; lo cual se confunde con el punto de vista científico de la observación. El regreso hacia « el inconciente de la investigación » constituye la base de lo que podríamos llamar una iniciación.
El adolescente que corre el riesgo de perderse en su propio reflejo o el reflejo de otros que el lleva en sí, es entonces a la vez una búsqueda de imágenes bajo el dominio del pasado. Ciertos son directos y muy evidentes otros son paralelos o laterales, por ejemplo en el caso de los hermanos y a veces muy lejanos en la ascendencia. Alrededor de la cuestión de una antropología de la adolescencia ; proponemos de abordar las transformaciones silenciosas inherentes a los procesos adolescentes y la instalación insidiosa de figuras que en parte oscurecen el campo de las representaciones. Buscaremos a mostrar que si las figuras, instalan a veces el sujeto en una dinámica de duelo interminable, finalmente, ellas participa, a la estructuración y que entonces, ellas tienen una influencia positiva sobre los procesos adolescentes.
Este articulo, discute la hipótesis según la cual, en nuestra sociedad contemporánea el complejo de Edipo se pone más complejo pero siempre existe, como un organizador central de la psiquis. Un debate entre los puntos de vista de la antropología – y en particular con Françoise Héritier y su teoría de « el incesto de segundo tipo » (entre una madre y una hija que tienen el mismo amante) – introduce a una re problematización de las nociones de homosexualidad primaria, de intersubjetividad y de tiercidad. La cuestión de la diferenciación puede ser pensada mejor en su vinculo a la subjetivación : ¿ Es que hay un riesgo de de diferenciación psicotisante en el incesto ?, ¿ Que pasan con los desórdenes psíquicos durante la adolescencia o los fenómenos de regresión hacia situaciones grupales donde prevalecen los funcionamientos limites ? Lo idéntico, de lo cual habla Françoise Héritier no corresponde termino por termino a la economía libidinal narcisista. Hay que relanzar el dialogo histórico entre psicoanálisis y antropología (A. Green y J. Lacan con C. Lévis-Strauss, y recientemente, los intercambios con M. Godelier y B. Juillerat) a partir de una reflexión sobre el devenir de la función paternal hoy en día – en el prolongamiento de la discusión critica de la teoría del incesto de segundo tipo, y de un ejemplo de sociedad tradicional sin padres y con neo-parentalidades contemporáneas. El triangulo edípico parece susceptible de tomar diversas formas.
Después de la apertura general del coloquio del 5 de octubre 2012 en el colegio de Francia, el autor propone el concepto de una situación antropológica fundamental durante la adolescencia. Dos formas procesuales de su creación : el pubertario y el infantil. Los procesos de adultez, son la repetición, la rememoración y la elaboración de la neurosis infantil. Desde un punto de vista antropológico, ellos representan el orden instituido. La situaciones examinada bajo el ángulo del encuentro crítico y tal vez constructivo e instituyente entre lo pubertario en camino a la sublimación y la adultez.
La piel para lo mejor o para lo epor, es un instrumento de fábrica de la identidad, de manera lúdica, por medio de los tatuajes o los percings, o de manera mas dolorosa ; a traves de las escarificaciones.
Por medio del sacrificio de una parcela de sí en el dolor y la sangre, el individuo, se esfuerza de salvar lo esencial. Inflingiendose un dolor controlado el sujeto lucha contra un sufrimiento infinitamente mas pesado. Salvar el bosque implica de sacrificar una parte. Así mismo, para continuar a vivir a veces hay que hacerse mal para luchar contra el dolor.
A la adolescencia el cuerpo se convierte en una superficie de proyección cuya apariencia hay que controlar y ello adornandola, disimulandola, maltratandola, etc. La existencia és una historia de piel un asunto de frontera entre lo de adentro y lo de afuera. La primera envoltura del cuerpo lleva el sufrimiento a la superficie de sí. Allá dónde se vuelve visible y controlable. Ella es un acto de paso mas que un pasaje por el acto .
Este artículo trata de mostrar que la noción de parentalidad emerge en un contexto de evolución histórica, en que el lien social tiende a autoreproducirse mas alla de los sistemas tradicionales de parentesco. Ello debe ser seriamente discutido puesto que se corre el riesgo de olvidar la concepción psicoanalítica del conflicto pulsional del edipo, asi como, la centralidad de la interpretación de la transferencia en la cura analítica. Una primera parte trata las modalidades actuales de « malestar en la cultura ». Enseguida son estudiados ciertos avatares de la subjetivación casos limites que se racionalizan en un discurso sobre la parentalidad. En conclusión parentalidad y parentesco, son dialectizados gracias a una perspectiva antropológica.
La oposición dialéctica será trabajada entre dos dinámicas : la creatividad adolescente que se quiere compartida y las instituciones socio-políticas. Las segundas pueden encuadrar las primeras de manera harmoniosa, allí donde una ruptura de desarrollo se declara.
La búsqueda del vertigo, puede llegar hasta el desmayo, dicha búsqueda, y ello es una constante de las actividades de los adolescentes, lo que puede tomar una forma lúdicas (deslizarse, saltar al elastico) o una forma dolorosa (toxicomania, alcoholización, etc) pero lo que también n se encuentra en los juegos de asfixiarse es buscado a proposito. Este artículo, propone un análisis antropológico.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7