La admiración y la sorpresa, son los motores de los vínculos psíquicos. Por la prima del placer que esos útiles técnicos suscitan; ellos permiten de proponer una nueva narración de lo que suscita problema. Esos conceptos, son útiles puesto que se inscriben en el marco de la pubertad. El psicoterapeuta, tiene que conservar a todo precio una gran capacidad de admiración y de sorpresa para el beneficio de nuevas posibilidades de organización psíquica y ello, lejos del riesgo del miedo que está siempre presente.
Adolescence, 2021, 39, 1, 209-223.