La actividad parece cumplir funciones importantes para el trabajo de la masculinidad en curso en los adolescentes. ¿pero qué ocurre cuando la actividad es entrabada por la enfermedad somática ? A la luz de una situación clínica, esas funciones de diferenciación/delimitación, de contenencia, de soporte pero también de experimentación de la pujanza viril se reactualizan y se ponen a trabajar.
La frecuente participación de adolescentes en acciones militares propias de los genocidios suscita una reflexión acerca del posible paralelismo entre los procesos propios de las guerras y los procesos inherentes al periodo de la adolescencia. Dicho paralelismo, permitiría de plantear la posibilidad de una resonancia entre los procesos psíquicos individuales y sociales y ello en la continuidad de lo que Freud explica en su obra titulada “ Malestar en la civilización ”. Este fenómeno de eco entre dichos procesos, existiría sobre todo alrrededor del acto, como una alternativa a la ausencia, o falla de la transmisión transgeneracional en la infancia, tanto individualmente como en el seno de lo social.
El autor reconoce la acción como un dato fundamental de la psicología del jugador. De una parte por que el jugador se proyecta dinámicamente por la acción en sus personajes en movimiento y de otra parte por que el jugador va deber representarse sus acciones como suyas. En parte solamente por que la dimensión lúdica hará justamente lo que el jugador se divierte viendo representar las acciones imposibles en su propio cuerpo. El personaje virtual es entonces descrito como otro « si mismo » a la vez doble de si y necesariamente diferente de si.
Adolescence, 2012, 30, 1, 119-132.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7