El autor entiende el registro de lo político como una dimensión indisociable del encuentro entre el terapeuta y el adolescente. A la vez iniciador de una función movilisadora del pensamiento, proselitista del valor del « vínculo », pedagogo y guardián, el psicoterapeuta para adolescentes, reconoce las condiciones específicas a éste encuentro. Por la definición a múltiples entradas que el reconoce el se arriesga a la expresión de su propia relación hacia lo organizado; lo cual instituye los fundamentos de vivir juntos y hace posible una relación entre los sujetos pensantes y hablantes. Lo que esta en juego del encuentro con el adolescente coincide, en efecto con la confirmación o el descubrimiento de una capacidad de inter-sujeto. Es en ello que se determina el punto político.
Los autores de éste articulo, estudian las implicaciones del hecho de pensar la cura sicoanalítica como un proceso adolescente e interrogan el vínculo entre ese proceso, la política y el dispositivo terapéutico. La reflexión se apoya sobre dos situaciones clínicas alrededor de las cuales se cruzan el Id en el sentido de la pulsion de Freud, la identificación y el ideal. El texto busca de abordar y mostrar que el adolescente es un modelo pertinente para pensar la cura. Enseguida el compara la adolescencia y la política mostrando que tanto uno como el otro comparten una cierta relación con la utopía. El adolescente se caracteriza por su capacidad a relacionar el Id, la identificación y el ideal. Para acabar. Y para terminar, el caso de Irma, pone en evidencia una interrogación, sobre el lugar del analista tanto entre la política, la adolescencia y la cura que entre el refulamiento y la demanda de satisfacción, poniendo en causa al interior del individuo las bases del ideal.
¿Como un adolescente puede entrar en política en el sentido propio del término ? El amor de los ideales el cual se manifiesta brutalmente en este periodo de la existencia, es probablemente la causa más determinante. Todavía falta precisar los componentes de este amor y las diferentes categorías de los ideales concernidos. Lo que Freud no ha hecho más que esquizar en la segunda parte de su obra. Entonces, nos apercibimos que el acceso a la política supone a la vez la adhesión a los ideales los más universales y el respeto de los ideales narcísicos parciales o sociales que impone la existencia. Es entonces una fuente de conflictos permanentes y el adolescente no puede ocuparse de ellos a nivel colectivo de otra manera que entrando en el discurso político en el sentido mas largo. Considerando los ideales y llamándolos por su propio nombre sin ocultarse sus propios limites. Es por este camino que el lo retoma por su cuenta y se comporta en sujeto un sujeto necesariamente dividido entre sus imperativos contradictorios pero que toma el riesgo de proponerse a partir de sus propias convicciones.
Desde hace tiempo, el término de política es utilizado et campos muy diferentes de la problemática del Otro durante la adolescencia, Se precisa aquella del « Otro institucionalizado » (familla, enseñante, compañero) por sus funciones societales o institucionales. De esta confrontación surge a la vez, la idea de oposición difícilmente opuesta y de apoyo. Todo ocurre como si la función de lo político contribuiría a localizar y situar en el espacio, tiempo social el deseo tal como preside la subjetivacion durante la adolescencia. Lo político, seria un atributo estatutario del sujeto paren tal de transferencia en la misión de terciedad a la adolescencia. Este ultimo, esta definido desde Lo Pubertario (Gutton, 1991) como un mensaje singular de la situación social en la cual el adolescente se halla por la necesidad y quiere evolucionar.
Adolescence, 2010, T. 28, n°1, pp. 9-26.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7