Etapa decisiva en la construcción del niño, el odio exprime una destructividad que sobrepasa la resistencia inicial a la autonomía. Freud lo ilustra por medio del Fort-Da en el cual el niño ejecuta y luego sobrepasa su pulsión de control. Y D. W. Winnicott insiste en el rol crucial de la madre durante esta etapa en la cual el odio se dirige hacia ella. Para Freud, como para D. W. Winnicott, el odio esta al origen del pensamiento : sin odio no hay separación ; y sin separación no hay construcción del cuerpo y de la psiquis.
El odio como signo de un disfuncionamiento de un pictograma de la pubertad en el cual el identificador « infantil » esta disociado del identificado « la pubertad ». El control de lo infantil en exceso es fuente de este afecto primario que se puede ubicar a un nivel psicopatológico del « breakdown lauférien ».
A partir de varios terrenos en África del oeste, y Asia del sur-este ; éste articulo intenta abordar los afectos de vergüenza y de odio que exasperan cuando el sujeto ha sido excluido del vinculo social a causa de violencias sociales y políticas y que ha sido invitado a encontrar un sostén en un dialogo posible en el seno del cual se configuran las lógicas de las legitimidades, las afiliaciones y filiaciones.
Después de haber brevemente evocado las teorías de Freud sobre el odio como también las tres proposiciones que he propuesto de estudiar en la adolescencia, una observación clínica permitirá de observar el peso de las transformaciones a la pubertad a partir de experiencias infantiles de los pacientes que sufren enfermedades somáticas graves. Esas patologías no son la expresión de conflictos psíquicos específicos, dichas alteraciones somáticas movilizan los recursos del funcionamiento mental para enfrentarse al mal de la mejor manera que se pueda.
El asunto del odio durante la adolescencia, es visto como un juego de espejos: de un lado el odio que puede resentir el adolescente y que puede ser como un odio del otro y como un odio de sí mismo ; y de otro lado, el adolescente puede ser un blanco del odio, el odio contra los adolescentes.
El odio es de naturaleza profundamente narcisista, traduce una defensa arcaica, es una protección extrema contra la amenaza de un derrumbe psíquico y del narcisismo. El odio puede ser inofensivo o al contrario agresivo y destructor buscando a abolir la alteridad. Durante la adolescencia, el movimiento afectivo del odio hacia los padres y globalmente hacia el entorno parece ser necesario puesto que el adolescente tiene el sentimiento de ser « mal visto », pasivo o feminizado.
Adolescence, 2015, 33, 2, 277-288.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7