El autor propone remplazar el término de pre-pubertad por el de casi-pubertario y ello refiriendose simultaneamente a los trabajos de Gutton y de Jankélévitch. En efecto, esta formulación parece mas apropiada para dar cuenta de la dinámica particular propia a este periodo. Ya no niño ni aun adolescente, el sujeto de este entre dos está más que nunca confrontado a la cuestión del “ ser ”, cuya expresión fundamental es siempre la intangibilidad del devenir. El devenir de “ un casi nada ” que lo separa del movimiento pubertario, tiende a cristalizar la expresión de una interrogación que continua sobre la evidencia de una existencia naciente para siempre.
El artículo trata de como la irrupción de la especie, durante la pubertad, repercute en el individuo. Después de haber constatado los cambios aportados por Freud a la concepción darwiniana sobre la especie ; la dialectica individuo-especie, es explorada a partir del caso de Victor, un adolescente en terapia. Entonces, son analisados los vínculos a la transgeneracionalidad y al grupo que, por sus carácteres colectivos pueden ser considerados como los equivalentes psíquicos de la especie para el individuo. La llama de la existencia, sin embargo, se perenisa en forma de fantasmas de transmisión y de generación; sobre todo cuando además de la diferencia de generaciones puede también admitirse la diferenciación entre los sexos y la finitud del individuo.
El autor , como jurista, se pregunta acerca de la noción de parentalidad y la noción de parenté. La relación de parenté, a travez de la sangre o la adopción, permite de aliar una persona a su familia, de llamarla refriendose a esta familia y de situar dicha persona en su seno. La parenté asegura la inscripción genealógica del sujeto. La parentalidad, concierne la competencia parental y tiende a realizar una amalgama entre parenté y autoridad parental. La parentalidad, no puede ser analizada como constitutiva de un vínculo jurídico. Pero, a partir de la utilización, de dicha noción por los juristas para consagrar la espera de ciertas personas que quieren jugar un rol reconocido de padre y madre cerca del niño, o para acusar los padres en falla. La parentalidad induce la fragilidad de la parenté. El jurista no puede hacer más, que criticar la regresión, del derecho.
Es muy clásico decir que el trabajo psíquico que debe cumplir un adolescente es un trabajo de separación, y en particular separación con los objetos de la infancia. Parece mas justo hablar de un ajustamiento de los vínculos entre los padres y los adolescentes. Ellos no deben ser ni muy sueltos para evitar el sentimiento de abandono, ni muy cerrados para no impedir al individuo de construir un espacio psíquico propio. Un tiempo institucional en el cual el adolescente y el padre pueda encontrar su lugar ; puede ayudar a encontrar esta buena distancia. La organización de un grupo de padres al mismo tiempo que un tiempo institucional, es instituido para el adolescente y permite de trabajar sobre este ajustamiento de los lazos.
La adolescencia puede ser comprendida como una crisis de los vínculos, que necesita poner en plaza nuevas elaboraciones en las relaciones del individuo y su medio ambiente. Cuando los sintomas aparecen, y son objeto de una demanda de consultación, ellos deben ser comprendidos a la vez en la lógica del sentido, propia a la problemática del sujeto, y en aquella de una función en el seno de una unidad grupal y disfuncional. Una observación clínica ilustra, las modalidades de intervención terapéuticas que pueden organizarse en varios niveles.
Mientras que poderosos grupos de presión militan en favor de la depenalización del canabis, el debate entre los adultos es erroneo puesto que se desarrolla sobre la cuestion central : el canabis es o no un neurotoxico ? Los adolescentes actuales consumen poco el canabis para “chutarse”, ellos lo consumen para “ dormirse ” e incluso en el dia, en la escuela o sobre el lugar de trabajo. La consumación mayoritaria del canabis no es mas recreativa o relacionada a la fiesta o a la transgresión. Este nuevo modo de consumir, que a por efecto la ebriedad canábica y por objetivo una ebriedad banalizada en los actos cotidianos; se acerca ineluctablemente de la otra ebriedad bien conocida que es la ebriedad alcohólica. Esta es una buena razón para inquietarse del presente como del avenir de dichos adolescentes.
Los numerosos adolescentes que fuman canabis de manera festiva – o recreativa – Si bien es cierto que no entretienen una relación adictiva con los “ porros ” pero resulta intersante de remarcar que la utilización de dicho producto, no es nunca extranjera a los diversos aspectos de la conflictualidad constitutiva de la crisis de la adolescencia : El hecho de disponer de una alternativa – o de un complemento- del estado de ebriedad provocado por las bebidas alcohólicas. Se trata de modificar puntualmente lo resentido y pensado de manera de amejorar la relación con los otros adolescentes, y familiarizarse con el deseo y las premieras experiencias sexuales y facilitar las manifestaciones de humor y muchas veces originar una sensibilidad execiva y los fantasmas sexuales y agresivos. Las entrevistas psicoeducativas, pueden permitir a dichos adolescentes de preguntarse de una manera más globlal acerca del malestar propio de su edad, sus consecuencias relacionales, y la manera como ellos tratan de solucionar. A este objetivo, la familia puede ser utilmente asociada en el tratamiento.
A partir de un importante número de urgencias psiquiátricas a la adolescencia (540 sujetos menores de 18 años en el año 2001). Exploramos la relación del paso al acto y la situación de urgencia a la adolescencia : la psiquiatria moderna ¿acaso no trata de definir una psiquiatria del acto? Ello depende de las causas internas a la adolescencia pero también del medio ambiente. Entonces, el trabajo frente a esas situaciones se define a la vez por la constitución del servicio de urgencia como marco interno y a la vez por el desarrollo de una red externa. La evolución de un servicio para recibir y tratar la urgencia psiquiátrica a la adolescencia puede ser descrita de ese modo.
El término de contrato en su intitulado, dá a entender la existencia de un acuerdo prealable y claro o a falta de ello, de una obligación mutual aceptada. En otros términos déja augurar lo definitivo y lo controlado. Aumentar a ello el calificativo de cura, abre a la noción de proceso terapéutico con todo aquello que implica del movimiento psíquico hacia un avenir sometido a la ambivalencia, a la pareja idealización – desidealización ; al aleatorio. Una vez comenzado el proceso de trabajo propone un marco terapéutico a la vez espacial y temporal que crea las condiciones de emergencia de un espacio transicional.Hay un mercado de tontos si los objetivos de normalización inmediata predominan : – tratamiento medicamental unívoc- impostura de la eficacidad sintomática sin trabajo de elaboración (favorisando las recaidas y las organizaciones económicas defensivas dejando evolucionar silenciosamente la problemática con riesgo de agravación); de la verificación, la transparencia y de la información.
En francia, la hospitalización de menores está regida a travez de varios textos legislativos y reglamentarios que ponen en evidencia que, la decisión de la hospitalización y del tratamiento pertenece al titular de la patria potestad. Además, dichas leyes, recalcan el principio (de acuerdo con las convenciones internacionales de los derechos del niño),de la necesidad de un consentimiento de la parte del menor para los cuidados y la preservación, en casos específicos de su secreto medical.
Adolescence, septembre 2002, 20, 3, 574-554
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7