En éste articulo el autor se apoya sobre las olas de Virginia Woolf para interrogar el estatuto de la sensorialidad durante la adolescencia. Poniendo en perspectiva las modalidades particulares de la escritura de Virginia Woolf, calificada de escritura de la sensorialidad. El artículo, aclara los vínculos entre sensorialidad, continuidad del se, desarrollo de las identificaciones y subjetivación de la perdida durante la adolescencia, entrevisto particularmente a través de las relaciones de los protagonistas y el personaje central de Perceval.
En un contexto de enfermedad grave, las especificidades ordinarias del trabajo adolescente se ven marcadas de problemáticas inherentes al cuerpo enferme, particularmente, el dominio de la dimensión biológica y del carácter letal. Dos novelas, aparecidas recientemente permiten de comprender como es que la configuración psíquica y fantasiosa que resultan, infiltran las reorganizaciones del periodo de la pubertad en las cuales figuran las cuestiones de lo sexual, la sexualidad y las relaciones amorosas durante la adolescencia.
El autor muestra como en las vivencias contra-transferenciales de precesión, el cuerpo herido del analista puede ser investido como siendo el lugar de representación de la transposición de las fantasías inconscientes de castración del paciente. Y da indicaciones de cómo la precesión de la contra-transferencia debe ser entendida como un útil precioso de identificación de la metapsicología de los procesos inconscientes y ello antes del primer encuentro analítico.
Los « selfies »adolescentes, interpelan al psicoanalista y su proliferación masiva sobre las redes sociales conduce a revisitar el estadio del espejo. Esas ilagenes de si : ¿acaso son un espejo reflexivo o un espejo vacio ? Así sean masivamente narcisicos, los « selfies » resultan de una búsqueda de identidad, o de una búsqueda estética la cual puede aparentarse al autorretrato. Mas allá del aspecto lúdico y narciso, ellos están vinculados a interrogaciones fundamentales de la identidad, la sexualidad y la muerte.
La aparición de un hándicap durante la adolescencia, transforma la relación a sí mismo y al otro modificando los vínculos édipianos y fraternos. A partir de la clínica observada en grupos de adolescentes hospitalizados se discutirá una teorización de las transformaciones y reorganizaciones psíquicas del adolescente discapacitado y ello con el soporte de los conceptos del complejo de Edipo y fraternal. Los autores, desarrollan la hipótesis de un complejo « sororal » que saca su especificidad de un enfrentamiento con la pasividad.
El adolescente niega la deuda de la vida y reclama autonomía y consideración ; sin embargo, la sociedad actual ofrece al adolescente padres fragilizados. La realidad del adolescente contemporáneo aparece entonces, como una búsqueda en tensión entre una necesaria apropiación de sí mismo y de los dones discretos a sus padres. Si esos dones no son recibidos y fracasan para introducir a los padres y a los adolescentes en una nueva posición relacional ; hay que considerar la existencia de un riesgo de cansancio importante del adolescente.
En el caso de una adolescente psicosomática, el síntoma auto sádico de tricotilomanía, condensa las carencias del yo-cuerpo y sus tentativas de apropiación auto-eróticas. Esas heridas traumatofílicas que se repiten, entretienen con fines de supervivencia, la excitación ocasionada por una ausencia maternal denegada cuyos rastros mnemónicos colonizan la memoria del cuerpo enfermo. El objetivo terapéutico es el de retomar a través de la transferencia y la contratransferencia la función primitiva homo y auto reflexiva.
A menudo es a la adolescencia que los grandes deportistas son descubiertos. Desde que aceptan de comprometerse en esta vía, su cuerpo está sometido a un entrenamiento intenso conduciéndolos a ir más lejos de los límites normales. Estas personas jóvenes, a veces se olvidan ellos mismos. No llegan a exprimirse y hacerse escuchar verbalmente su sufrimiento ; y es a través de su cuerpo o una herida a veces traumática que su subjetividad puede llegar a exprimirse.
La actividad parece cumplir funciones importantes para el trabajo de la masculinidad en curso en los adolescentes. ¿pero qué ocurre cuando la actividad es entrabada por la enfermedad somática ? A la luz de una situación clínica, esas funciones de diferenciación/delimitación, de contenencia, de soporte pero también de experimentación de la pujanza viril se reactualizan y se ponen a trabajar.
La adolescencia, es el periodo de la metamorfosis y del encuentro con el otro; pero mucho antes de la llegada de la pubertad, el niño a quien los médicos anuncian un diagnostico de una enfermedad crónica grave, está obligado de hacer frente a la llegada de un extranjero inquietante que aparece intempestivamente : la enfermedad. ¿Cómo se inscribe la pubertad en un cuerpo que está marcado por la enfermedad ? El advenimiento del cuerpo sexuado ¿acaso no sería un medio para apropiarse verdaderamente su cuerpo enfermo ?
Adolescence, 2016, 34, 3, 551-561.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7