El estado amoroso durante la adolescencia muy a menudo toma la forma de la pasión y toma acentos de una tragedia. El es tanto temido como buscado no solamente como un descubrimiento y una repetición « re-editacion de aspectos ancianos » escribe Freud, si no también como un nuevo descubrimiento, un dinamismo creador y una invención transformadora. Mas que nunca, el representa un segundo bautizo, un nuevo nacimiento que debe a veces denegar el primero. Amor es renacer. Se deshacer afín de mejor reconstruirse ; recrearse. Evidentemente corriendo el riesgo de perderse para siempre. El estado amoroso de la adolescencia se impone a la atención del psicoanalista. La experiencia clínica, a veces nos confronta a desvastamientos psíquicos luego de decepciones amorosas. Ellas son los reveladores de las cualidades de las bases narcísicas de los adolescentes cuya identidad está en sufrimiento. Revivir más que rememorar. En esas situaciones en que las representaciones nos hacen falta, la literatura nos es a menudo de una gran ayuda. Ella puede permitirnos de comenzar a poner las palabras a una historia que no es una. A partir de los estudios de Romeo y Julieta de W. Shaskespeare, el autor propone varias líneas de posibles interpretaciones del amor durante la adolescencia alrededor de las nociones de cuerpo sexual, de narcisismo, de muerte, de orgasmo y de nombre.
Cuando el autor (M. Hatzfeld) habla de la « vitalidad salvaje » brotando en la fuente de la juventud. Pienso que los procesos de la adolescencia es el aspecto viviente de la juventud. La sublimación pubertaria es equivocadamente interpretada a partir de una respuesta social como una transgresión. La libertad creadora, concibamosla así no está nunca sola.
La obra teatral del escritor Féderico Garcia Lorca « La casa de Bernarda Alba » relata la historia de cinco mujeres que pasan ocho años en el más riguroso luto impuesto por su madre tras haber enviudado. Adela, la mas joven de las hermanas, desafía la tiranía materna en un combate interno que sellará el destino su feminidad. La cuestión central hace referencia a los azares de la separación de la subjetivación femenina entre continuidad y cambio.
Con la segunda modernidad, la construcción del sentido de una escuela tomada en un proceso de desinstitunalización no es mas trascendente si no inmanente para los alumnos. La interrogación de la experiencia escolar y del sentimiento de los alumnos frente a su propia escolaridad, merece ser puesta. Nuestra encuesta no los deniega. El artículo propone de esclarecer el sentido de esa denegación colectiva y de la invisibilidad social del sufrimiento escolar. A medida de las mutaciones sociales contemporáneas y antes de hacer una tipología ideal típica de las formas del sufrimiento de los alumnos en las escuelas.
Para responder adecuadamente en los centros de urgencias a los traumatismos psíquicos y a los desordenes de comportamiento de la adolescencia, se necesita no solamente considerar la ejecución del acto si no sobre todo el sentido del acto. Es aquel que impone la necesidad de disponer de una gama de soluciones variadas : Algunas de ellas son realizadas a nivel de la comunidad social representadas por « los centros de crisis » para adolescentes no psiquiátricos y no médicalizados. Otros lo son a través de « unidades psiquiátricas de respuesta en urgencia » a las necesidades de los adolescentes. Estos últimos no deben funcionar de manera aislada pero tienen que ser articulados con un conjunto de elementos de un intersector. Es a medida que nuestras respuestas a las urgencias respetaran el sentido de las interrogaciones enunciadas por las expresiones diversas de traumatismos psíquicos y de los desórdenes del comportamiento del adolescente que ellas se revelaran eficaces y que el momento de la crisis podría constituir un elemento positivo para su evolución.
A partir de la experiencia de un centro de urgencias psiquiátricas generales recibiendo anualmente 700 jóvenes de menos de dieciocho años y después del artículo de Henri Flavigny de 1984 sobre las respuestas en urgencia a la adolescencia, algunas vías de reflexión son propuestas. La urgencia es actualmente un fenómeno de sociedad que se exacerba durante las crísis. Preferimos hablar de crisis a la adolescencia, proceso a la vez intrínseco y ambiental pudiendo o no llegar a un servicio de urgencias así mismo que una urgencia se declinaría o no en una crisis. La temporalidad compleja de la adolescencia y de la urgencia es abordada. La paranoia es activada. A veces es la sola modalidad de interrogación de lo falso cuando el compromiso es imposible. Así, la urgencia aparece como el receptáculo de la imposible adolescencia y ello cuando la subjetividad está en un impase. Ella se revela de una manera inesperada como un lugar de palabra y escucha.
La idea que el concepto de responsabilidad de sí mismo se impone desde hace muchos decenios como representación dominante de la relación del individuo al social es discutida. Una de las principales hipótesis avanzadas por el autor es que la – relativa responsabilidad de sí – está asociada a la expansión de la delegación de su propia protección al estado. Esas modificaciones, harían eco a las transformaciones socio-económicas y atravezarían como lo evocamos, el campo de las ciencias humanas. Ellas se manifiestan en lo que se refiere al psicoanálisis por una evolución de la queja y un acento puesto sobre las alteraciones « narcísicas ». Queda incierto que dichas transformaciones, afectan de manera consistente el comportamiento adolescente mas allá del rol que este parece haber jugado habitualmente es decir : el de integrador social, y vehículo entre las generaciones.
De manera dominante, los jóvenes de los barrios populares, representan para la sociedad y sus representantes, un riesgo social. Ellos son considerados como una entidad global sobre el registro de déficit social o de peligro, en este artículo mostramos como esta postura de las instituciones y de los representantes, tiene por efecto de poner a distancia la inquietud de los adultos pero también las relaciones subjetivas entre los jóvenes. Nosotros proponemos en referencia a los trabajos hechos en las municipalidades de abrir nuevas perspectivas de re-encuentro y de acción apoyándose sobre el deseo de reconocimiento y de un porvenir compartido.
Que las coordenadas sociológicas de un cierto estado de incertidumbre nos obligan a un esfuerzo de hermenéutica que repercutirá sobre una subjetividad destinada a volverse pública y que cediendo a un movimiento de interiorización de la responsabilidad ; nosotros seamos liberados de la culpabilidad que entravan tantos nuestros actos como nuestras acciones. El constato que hace A. Ehrenberg sobre el trabajo contemporáneo de la adolescencia, si bien es prometedor también parece dejar en la sombra los aspectos mas dolorosos de la angustia y la culpabilidad cuyo equilibrio constituye el trabajo de la fantasia.
La subjetivación, característica del trabajo psíquico a la adolescencia es antes que nada una apropiación del sujeto de su cuerpo y de su pensamiento. Ese trabajo psíquico, es paradigmático de las creencias sociales que nosotros compartimos : los síntomas, y más aun las defensas psíquicas evolucionan incontestablemente con el tiempo más allá del inconsciente del que se puede pensar que está fuera del tiempo. Así, la expresión sintomática es constantemente tomada en la evolución de los valores sociales.
Adolescence, 2011, T. 29 n°34, pp. 585-593.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7