PHILIPPE GIVRE : AMORES MUSICALES Y MUSICALIDAD DE LOS AMORES ADOLESCENTES

A partir de los trabajos de Roland Barthes, quien establece una equivalencia entre música y discurso amoroso, el autor intenta demostrar cuán estrechamente se intrincan la temporalidad singular de la adolescencia, la música y el estado amoroso. Si bien parece difícil hablar de una distracción amorosa del adolescente, los afanes adolescentes parecen centrarse enteramente en torno a la búsqueda del alma gemela así como la definición de melodías musicales capaces de traducir esa emoción. Ahora bien, dichos afanes – susceptibles de adquirir una tonalidad obsesiva – pueden verse sosegados mediante ritmos y sonoridades musicales que entran en correspondencia con las vivencias pubertarias. El discurso amoroso del adolescente hallaría de manera selectiva su traducción en las opciones musicales escogidas al atravesar lo pubertario y el adolescens. Así, la escucha musical tendría por virtud la capacidad de acompañar y sostener el movimiento de transformación del objeto de amor, a condición claro está de que el potencial sublimatorio pueda ser convocado por el adolescente y contribuya a la maduración de las opciones estéticas. Al ofrecer una rítmica armoniosa y cualidades sensoriales melodiosas, las músicas consensuales que acompasan la fase de latencia y la entrada a la pubertad alimentarían – gracias a sus virtudes apolíneas (placer de la forma apropiada) – una visión armoniosa de la existencia, antes de ceder su lugar a músicas más sofisticadas y torturadas, de tinte dionisiaco, que mantienen el mito de la Unidad primitiva y de la complementaridad de los sexos al tiempo que abren hacia una visión trágica de la existencia.