La epidemia del sida sigue arrasando África, afectando de manera catastrófica a niños, jóvenes y adultos. Las consecuencias de esta situación son sanitarias, económicas y demográficas. Los adolescentes –más de mil millones en el mundo– se hallan particularmente afectados en África, pues su escolaridad es baja, muchos de ellos viven en la calle y/o se prostituyen. Alumnos y profesores se han organizado en comités de lucha contra el sida, y las acciones informativas y educativas se llevan a cabo incluso en las zonas rurales. Las asociaciones independientes cubren las carencias de la acción de los poderes públicos. Las personas afectadas, y sobre todo los jóvenes, rinden testimonio, contribuyendo a combatir el rechazo y la exclusión. Sin embargo, es preciso apoyar los programas de atención médica y psicosocial ; de lo contrario, el discurso preventivo perderá fuerza