La adolecencia con sus procesos pubertarios y de subjetivación constituye un momento particularmente sensible de revisita de los traumatismos primarios ; particularmente ahí, dónde los conflictos se quedan al margen de una representación, generando defensas psíquicas dentro de la modalidad del clivaje. Los procesos pubertarios conducirían sobre el retorno de lo clivado y ello si se hubiese tratado de represión o de un retorno de lo reprimido. En ambos casos lo que riesga de regresar al interior, es el retorno de una destructividad completamente desligada, abriendo la vía a una desintricación pulsional ; o aún más, generando una depulsionalidad de la pulsión en instinto con un riesgo de desorganización somática.