Muchas veces, las formas tradicionales de las terápias del traumatísmo fracasan puesto que la relación dual entre el paciente y el terapéuta, reactiva una experiencia traumática a costa del proceso de elaboración psíquica. La introdución de una computadora durante la sesion, modificando el posicionamiento del terapéuta propone un marco terapéutico que reintroduce la protección y el reconocimiento para el niño maltratado.