Este artículo pretende apoyar una investigación llevada con jóvenes en régimen de semilibertad y que beneficiaban de un tratamiento socio-educativo a Belo Horizonte en el Brasil. Dichos adolescentes viven en un mundo belicoso en el cual el ethos guerrero es dominante asociado a la idea que la virilidad no comporta los afectos. La construcción imaginaria y real del mundo moderno que aliena la virilidad a la violencia. El bandido no tiene amigos. La amistad haría parte de un territorio sagrado. La creación de espacios privilegiados de dialogo permitirá de reconstruir la virilidad violenta y sus vínculos de dominación para que la amistad no sea dejada del lado de los lazos que se desarrollan entre los seres humanos.