Dos definiciones significativas de L. Arioste y de B. Fioretti son utilizadas por el autor para describir de primera intención, la necesidad natural de construir a nivel de la imaginación ; la figura del héroe como una contribución posible al funcionamiento psíquico del adolescente como un referente imaginario adecuado para crearse y para crear su propio modus vivendi ; enseguida, el autor para resaltar que el encuentro con el adolescente implica también la presencia en el de algo que va mas allá del proceso natural de construcción inherente al desarrollo y a jugar al héroe de la infancia. El autor describe tres posibles fuerzas coexistentes hacia el heroísmo con resultados muy diferentes generándose durante la adolescencia. El primer movimiento reactivo es el de continuar con coraje, la búsqueda de la recuperación de valores del pasado ; el segundo movimiento positivo y de diferenciación invita al adolescente a tomar distancia de los mundos que lo han generado y de las influencias internas y externas. El tercer movimiento creativo es aquel que lo fideliza a sus experiencias sensoriales originarias que lo empujan de manera inconsciente ha « hacer lo que puede ».
Adolescence, 2013, T. 31, n°2, pp. 327-344.