Es clásico de atribuir los actos humanos violentos y excesivos que se producen regularmente sobre la escena privada o publica al desencadenamiento de las pulsiones agresivas : invocamos entonces, la fragilidad de las instancias del super-ego que no han jugado su función. Freud se refiere regularmente a ese esquema a partir del segundo tópico, y el inspira la mayor parte de modelos educativos en vigor. Sin embargo, ocurre que los ideales que deben controlar las pulsiones dan lugar ellos mismos a la emergencia de pasajes al acto de naturaleza violenta. En esos casos, hay una idealización sin sublimación, y el ideal que se halla en el centro de la idealización se halla deseado por el mismo. En lugar de ser el vector del deseo que conduce a la sublimación, el concentra la energía pulsional y la libera de una manera explosiva. Es por ello que un análisis profundo de los ideales se impone para poner en evidencia los elementos de esta explosión y la manera de desactivarla.
Adolescence, 2013, T. 31, n°4, pp. 897-915.