En la Memoria de la hija, A. Ernaux concluye el testimonio fragmentado de su adolescencia por medio de la revelación de su agresión vivida en el momento de su primera relación sexual. Este evento, repetición y un desenlace de traumatismos de la infancia cuyo origen sexual es destilado por la autora en el socius, provoca un fenómeno de influencia pasional cargado de síntomas. La subjetivación por sublimación literaria, constituye a la vez materia y matriz de la obra y transforma la influencia en objeto cultural susceptible de ser compartido.
Adolescence, 2024, 42, 1, 71-85.